El sesudo artículo del ingeniero Roberto Aspiazu ‘Dilemas de Petroecuador’, publicado el martes 27 de diciembre de 2022 (Diario EL UNIVERSO, sección Opinión), me lleva a recordar la dramática declaración del ministro de Energía, Fernando Santos, el día de su posesión: “(...) en Petroecuador ganan los concursos que la burocracia quiere”. Caso contrario, declaran desierto el concurso que les interesa, y no necesariamente se adjudica lo que más conviene al país.

Aspiazu, en su relato, evidencia el pandemónium burocrático, la baja producción petrolera y el tortuguismo que caracteriza a Petroecuador, rematando su artículo al describir las fallas de generación eléctrica en los campos de la Amazonía utilizando diésel caro y subsidiado, cuando podrían hacerlo no solo con energía hidroeléctrica como sugiere el articulista, sino usando grupos electrógenos que quemen como combustible búnker de abundante producción nacional, insumo barato que le ahorraría al país por lo menos 100 millones de dólares por año. Esta triste realidad –que la conoce el ministro– se debe a que desde hace años se sigue recurriendo a las famosas ‘órdenes de trabajo’, mañosería inventada por la burocracia petrolera para extender contratos con proveedores privilegiados que generan energía utilizando diésel importado, en vez de aplicar alternativas más baratas y menos contaminantes. En 19 meses de gobierno, ya es hora de que se adopten las reformas estructurales en este sector estratégico. (O)

Xavier Neira Menéndez, economista, avenida Samborondón