Son muchos años desde que nuestro sistema de salud ha venido en una gradual caída de ineficiencia, limitando el acceso a los pacientes en la red pública y evidenciando que la red complementaria ha sido estratégica para cubrir estas falencias.

Es importante considerar que el modelo que se encuentra instaurado ha vuelto en un gran porcentaje tanto dependiente y, en otros casos, obligatorio, a que la mayoría de prestadores privados dependen de la red pública para su funcionamiento debido a que la deuda por las atenciones brindadas se ha vuelto insostenible en la actualidad. Vale precisar que existe un tarifario único para estas atenciones y que el pago está sujeto a una rigurosa auditoría, así como una relación contractual con exigencias específicas para la atención. ¿Cómo hacen las clínicas para seguir? Apoyándose en sus proveedores, financiamiento con la banca, etc. La cadena de valor que depende de las clínicas es muy alta; casi la mitad de los ingresos corresponde a terceros por insumos, medicamentos, honorarios médicos, etc. Es aquí otro problema que no es visto por muchos, la afectación económica a muchas empresas, familias y demás que dependen de este esquema.

El IESS y los prestadores de servicios externos

Salvo excepciones, la mayoría de prestadores externos brinda una atención oportuna y de calidad, en atenciones para pacientes derivados para la atención de alta complejidad, como atenciones de emergencia. Esta es la esencia del modelo de relacionamiento con la red pública, pero que evidentemente en los últimos años, con la crisis en la red pública, derivan todo tipo de patología

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y en grandes volúmenes, haciendo evidente la subutilización de los hospitales públicos y congestionando la red privada. Pero tengamos en cuenta algo: al ser el tarifario único, y por la eficiencia, el costo es menor por dicha atención en un prestador externo. Tal vez sea momento de replantear tanto el modelo de atención (nuevo Código Orgánico de Salud) como la gestión de los hospitales públicos (concesión de la administración).

Un área muy delicada son las enfermedades catastróficas: no solo que por ley se encuentran claramente definidas, sino por las condiciones médicas y sociales de los pacientes, en especial de los enfermos renales.

Con la misma valentía y convicción que acertadamente ha tenido el señor presidente en los temas políticos y de inseguridad, debería hacerlo hacia el sector salud.

Considero que alrededor del 85 % de las atenciones se da en prestadores externos y, por la definición legal, casi el 100 % de dichos pacientes pertenece a la red pública con su consecuente deuda, y que, a pesar de haber sentencias constitucionales al respecto, no se atienden los pagos, afectando seriamente la continuidad de la atención a este importante segmento de la población, que es, además, vulnerable por sus condiciones sociales.

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El Ministerio de Salud Pública, como autoridad sanitaria nacional, tiene el deber y la obligación de velar por los principios constitucionales de garantizar el acceso a la salud de la población. Pero, a falta de liderazgo y a la clásica excusa de que no les asignan recursos, todo sigue en decaída.

Del IESS, el eterno mal por los cambios de administraciones en cada Gobierno de turno y con nuevos funcionarios que traen nuevas ideas desconociendo cómo funciona el sistema, estando actualmente paralizados los pagos, algo que nunca había pasado.

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Clínicas privadas vs. hospitales públicos

Un país como el nuestro, donde gran parte de la población subsiste de manera informal, donde los índices de pobreza no disminuyen, donde la delincuencia ha golpeado fuertemente a toda la sociedad, no puede darse el lujo de tener al sector salud relegado. Dejemos de lado el mandato constitucional que obliga al Estado en este sentido. Recordemos a los gobernantes, burócratas y toda la clase política que son vidas de por medio.

Con la misma valentía y convicción que acertadamente ha tenido el señor presidente en los temas políticos y de inseguridad, debería hacerlo hacia el sector salud. (O)

Raúl Alcívar González, Guayaquil