El engaño populista, escrito por Axel Kaiser y Gloria Álvarez, narra una carta de Bolívar dirigida al mal recordado general Juan José Flores. Dice: “He mandado veinte años de los cuales no he sacado más que pocos resultados ciertos”.

Primero, la América es ingobernable para nosotros. Segundo, el que sirve a una revolución, ara en el mar. Tercero, este país caerá infatigablemente en manos de la multitud desenfrenadamente para después pasar a tiranuelos de todos los colores y razas. Cuarto, la única cosa que se puede hacer en América es migrar. Bolívar tuvo razón, y también cierta antipatía por Guayaquil, la llamaba “republiqueta”, seguramente porque en 1822 cuando se saludó con San Martín, ya Guayaquil era independiente desde 1820 gracias a la berraquera de los guayaquileños. En 1830 el libertador nos anexó a la Gran Colombia, si dicho anexo no hubiera ocurrido, Guayaquil sería un Estado autónomo y sus recursos jamás irían a las alturas. Guillermo –no le falto al respeto, usted prefiere que lo llamen por su nombre–, pregunte (en consulta popular) al pueblo un “sí” o “no” a las autonomías, y para los que administran la justicia a favor de los que nos quitan la vida, pregunte si les cae o no cien años de “soledad” (cárcel). (O)

Gustavo Adolfo Varas Guerrero, agricultor, Baba