Revuelo causó la negativa municipal —(al principio, y después la aprobó)— a que cierta marcha se realice en el respetabilísimo boulevard Nueve de Octubre de Guayaquil, por la gesta emancipadora heroica que él conmemora y representa. Pero lo más curioso es que hasta ministerios y secretarías públicas mantenidas por todos los ciudadanos de bien han apoyado un capricho de un sector que posee financiamiento internacional para comprar la opinión de medios, vocerías y conciencias de politiqueros.

Cierto ínfimo grupo político activista resulta que ahora tiene más derechos que la amplísima mayoría de la sociedad y tenemos que cumplir hasta sus anhelos más exóticos, incluso con el dinero público de nuestros tributos financiados por la inmensa mayoría de ecuatorianos correctos, decentes. Solamente espero que hoy no se repitan en la vía pública los mismos actos impúdicos sexuales grotescos de sus marchas anteriores, y tampoco vuelvan a proferir sus típicas ofensas y burlas a nuestras divinidades religiosas, ya que todo ese discurso heterofóbico obsceno configura el delito de odio y vulnera nuestros derechos constitucionales y supranacionales de igualdad ante la ley y de no discriminación por nuestras creencias místicas, tradiciones y buenas costumbres morales, éticas y cívicas. Caso contrario, ojalá que la Policía Metropolitana y la Nacional hagan correctamente su trabajo y caiga todo el peso de la ley al rompimiento del orden público; sobre todo a que injusta y deleznablemente aborde a nuestros vulnerabilísimos niños y demás menores de edad abusando de su inocencia e ingenuidad, y que argucias y subterfugios traten de confundirlos y adoctrinarlos con errada ideología política y de vida.

Dios quiera que todas las familias guayaquileñas y las personas foráneas puedan transitar siempre libres y seguras por la emblemática y gloriosa avenida Nueve de Octubre. (O)

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César Eduardo Benítez Jiménez, abogado, Guayaquil