“El Gobierno alista unidad para luchar contra la extorsión”. “Comisión inicia indagación sobre la narcopolítica y su relación con la justicia”. “Niña de 9 años asesinada cuando estaba en una tienda”. “Abogado de víctimas de presunto abuso sexual dice que jóvenes de colegios se envían y hasta comercializan videos de violaciones”. Los titulares que anteceden y otros similares son el testimonio de que en nuestro país hemos perdido valores indispensables para una sana convivencia. Padecemos de anomia, esto quiere decir que nos movemos en medio de situaciones que “se derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación” (RAE). En otras palabras, nuestro país está en peligro. Ha llegado el momento del rescate.

Se está trabajando en combatir el narcotráfico, la corrupción y la delincuencia, que llega hasta las oficinas de las instituciones encargadas de velar por el cumplimiento de las normas, desde las cuales algunos funcionarios de saco y corbata también cometen delitos que perjudican a todos los ecuatorianos, no solo por el dinero desviado, sino por algo peor, la destrucción ética del entramado social, el convertir al dinero en la meta suprema y símbolo del éxito, que hay que conseguir a cualquier precio.

Este es el escenario en que muchos de los niños y jóvenes ecuatorianos crecen. Si queremos salvar el país hay que rescatarlos, esto es, liberarlos del peligro de convertirse en un delincuente más y ofrecerles la oportunidad de ser ciudadanos responsables.

En este contexto ha sido una buena noticia la reanudación del Interbarrial de Fútbol, creado por Diario EL UNIVERSO y restablecido en convenio de cooperación con el Municipio de Guayaquil y la importante participación de la Junta de Beneficencia y sus Escuelas socio deportivas.

El deporte y las artes son pilares fundamentales de la formación de los seres humanos. Enriquecen el desarrollo intelectual, emocional y ético.

El deporte promueve la integración social y la igualdad de oportunidades, combate el consumo de drogas y de alcohol, contribuye a erradicar los prejuicios y la discriminación. Crea hábitos y desarrolla habilidades necesarias para la vida. Da valor al trabajo en equipo, al respeto y a la disciplina.

Se puede decir que el Interbarrial de Fútbol está rescatando a miles de niños y jóvenes. En esta oportunidad participaron 5.930 jugadores, en 679 partidos hubo 2.480 goles y asistieron 60.178 personas.

Las artes generan flexibilidad de pensamiento, incrementan la sensibilidad, impulsan el desarrollo emocional e intelectual, el pensamiento abstracto, la creatividad y la innovación.

Si de una institución de la sociedad civil nació el Interbarrial de Fútbol, es hora de que nazca el Interbarrial de cualquiera de las cuatro ramas del arte: artes visuales, danza, música y teatro. En ambos casos, no se trata solo de que desarrollen su vocación, sino de que tengan las oportunidades y descubran sus talentos, que pueden convertirlos en ciudadanos participantes en la vida de su barrio, su ciudad, su país. Probablemente, si la mayoría de nuestros políticos hubieran tenido oportunidades semejantes, no estaríamos preocupados por el rescate sino creando cada día mejor calidad de vida para todos los ecuatorianos. (O)