A mediados de enero de 2022, autoridades ecuatorianas y representantes del sector empresarial participamos en una nueva ronda de negociación para alcanzar un acuerdo comercial con México. La expectativa es que dicho acuerdo se concrete este año, pero hay varios temas sensibles que tratamos.
Existe un equipo técnico valioso, voluntad política y decisión empresarial, donde se consideran las fortalezas y debilidades de las distintas industrias del Ecuador. Un hito importante es que, después de 15 años, se reactivó el ‘cuarto adjunto’, que es el espacio donde el equipo negociador consulta al sector privado mientras ocurre la negociación.
Un acuerdo comercial con México es la plataforma para entrar a la Alianza del Pacífico y esta, a su vez, es una vía para estrechar nuestros lazos comerciales con China y las economías de Asia Pacífico.
A mediano y largo plazo, lo más importante de esta iniciativa es acercarse a China y las economías de Asia Pacífico para que los países latinoamericanos tengan más ventajas al momento de negociar condiciones de ingreso y venta.
Negociar como bloque con un país-continente como China sería más conveniente porque nuestra voz tendría más peso. China está abierta a las negociaciones con bloques comerciales de países. De hecho, el multilateralismo es pieza clave de su fórmula de crecimiento. China sabe que fomentando la integración de los países en desarrollo y ayudándolos a crecer a través de inversiones, proyectos de cooperación e importaciones, ganará grandes aliados especialmente en América Latina y África. Esta fue una de las lecciones aprendidas durante la crisis financiera asiática que comenzó en 1997 y en el proceso de consolidación de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).
En el ámbito político, a China le conviene fortalecer lazos con un bloque de países porque contaría con un apoyo más sólido para el principio de “Una sola China” y con el voto de ese bloque a favor de China en las organizaciones multilaterales mundiales. Pero antes de llegar a ese escenario, otros pasos deben cumplirse. La Alianza del Pacífico tendrá que implementar un trabajo en equipo con China para superar varios desafíos: el desequilibrio del desarrollo económico entre los estados miembros y las subregiones; la dependencia de las materias primas por parte de la mayoría de economías latinoamericanas; la competencia entre los organismos subregionales de integración; y las divergencias sobre la gobernabilidad en Latinoamérica que oscila entre la izquierda y la derecha. Y, por supuesto, otro punto a considerar es la influencia histórica de Estados Unidos en la región. Todo este esfuerzo de negociación vale la pena por todas las oportunidades que China representa: un mercado de 1,4 billones de habitantes, una clase media creciente de 800 millones de personas, nuevas tendencias de consumo que han dado paso al surgimiento de tiendas on y off line. Además, la balanza alimenticia de China es deficitaria, el consumo de frutas per cápita es de 60 kilos, de los cuales el 60 % es fruta importada. Por todo eso debemos tener a China y Asia Pacífico en la mira. (O)