En las últimas semanas hemos escuchado hablar de libertad expresión debido a la millonaria compra de Twitter que realizó Elon Musk. Dicho por el propio billonario, la compra fue motivada por los actos de censura y cancelación de cuentas a usuarios por pensar diferente a quienes ejercen el poder o control de esta plataforma. “La libertad de expresión es la base de una democracia funcional, y Twitter es la plaza pública digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad,” dijo Musk. En un tuit, Musk expresó que espera que sus peores críticos se queden en Twitter, pues de eso se trata la libertad de expresión.

Existe un eterno debate de los límites de la libertad de expresión, que hoy se centra en Twitter pero que en nuestro país tiene años enfocándose en el poder público.

Esta semana se cumplirán 15 años del primer exabrupto del presidente Rafael Correa contra la prensa, tan solo tres meses después de haber sido posesionado Presidente de la República. El flamante presidente expulsó al editor de opinión de EL UNIVERSO de una cadena radial, luego de prohibirle que nombre a su familia en el caso de las demandas al Banco Pichincha y el diario La Hora. El columnista se refirió a la afirmación del entonces presidente de que una millonaria indemnización judicial sería para su familia.

Paradójicamente, Correa estaba hablando en su sabatina sobre libertad de expresión, y a la mitad de la cadena radial, expulsó a Palacio y los agentes policiales retiraron al periodista que había expuesto su criterio y algunas preguntas al presidente.

Este, por supuesto, fue el primero de muchísimos desplantes de Correa hacia los periodistas, con lo cual ya se podía intuir lo que venía después: una Ley de Comunicación que empezó a cocinarse en el 2009 pero que pasó recién en el 2013 luego de “perfeccionarla”, en la que sería apropiadamente denominada la Ley Mordaza. Esta ley paradójicamente no buscaba proteger los derechos de comunicación de los ciudadanos sino los “derechos” de los políticos a perseguir a quienes los acusaban, criticaban o cuestionaban.

El gobierno actual, al día siguiente de posesionarse, envío a la Asamblea la “Ley Orgánica de Libre Expresión y Comunicación” que busca derogar la Ley Mordaza del 2013. Como muchos otros proyectos, la Asamblea ha decidido ignorarla, al punto que pronto se cumplirá un año desde su envío por parte de Presidencia. Entre las críticas a la ley, se argumenta por parte de los políticos, el derecho a defender su honor de críticas y acusaciones. Es decir, los mismos argumentos utilizados para promulgar la Ley Mordaza.

Una democracia libre y funcional es aquella en la que los ciudadanos pueden criticar libremente y sin temor al régimen de turno.

Reagan decía que en Estados Unidos hay libertad de expresión pues cualquier ciudadano puede pararse frente a la Casa Blanca y decir “Reagan apesta”. Esta es la libertad que defiende Musk. También Reagan bromeaba diciendo que, para los líderes soviéticos, en Rusia también había libertad de expresión, pues cualquier ciudadano ruso también podía pararse frente al Kremlin y decir “Reagan apesta”. (O)