El domingo 13 de abril del 2025, Daniel Noboa resultó reelegido para los próximos cuatro años, con el voto del 56 % contra 44 % de los electores de su contrincante, que fueron esta vez 11,4 millones, 150.000 más de los que votaron en la primera vuelta. Un buen número de ellos fueron ausentes, nulos o de la tercera edad que no participaron en la primera vuelta del 9 de febrero anterior. Fue una demostración de civismo y patriotismo, de quienes evidenciaban su interés por el futuro de la patria y la conducción de sus destinos.

Después de un periodo traumático, de campaña y debate vergonzoso, donde no existió la confrontación de ideas o propuestas, sino simplemente el afán de desprestigiar al adversario, utilizando todo tipo de exageraciones y agravios personales, al extremo de poner en duda la salud y capacidad para gobernar de Noboa, el uso o tráfico de sustancias prohibidas, incluso su calidad moral, al cuestionarle su rol como padre de familia.

La mayoría censuró la actitud de la candidata, que quiso abusar de su condición de mujer para descalificar a su contendiente. Él, en cambio, tranquilo, dio una demostración de paciencia, de no perder los estribos, de respetar en todo momento a la irascible Luisa, mucho más cuando ella se vio obligada a reconocer que respondía al alias de Rana René y que de llegar a la Presidencia, reconocería sin titubear al usurpador Maduro y su espurio gobierno de Venezuela.

González se esforzó, sin poderlo lograr, de desmentir versiones o declaraciones de sus colaboradores y negar paladinamente sus intenciones de desdolarizar nuestra economía. Quienes la acompañaron en su campaña defendían modelos y mecanismos truchos para volver al sistema anterior de contar con una moneda propia, los famosos “ecuadólares” o pagos digitales de dólares inexistentes. Afortunadamente el pueblo humilde, aquellos que luchan por sobrevivir, que no entienden de teorías o modelos económicos complicados, pero que sí tienen la suficiente intuición para desenmascarar a quienes les mienten o engañan, fueron los que se encargaron de responder con su contundente rechazo y preferencia por Noboa.

El pronunciamiento popular es tan categórico que Noboa tiene un mandato claro, indiscutible para gobernar y cumplir con el ideal de un nuevo Ecuador, que deje atrás décadas de corrupción e impunidad. Hemos reelegido en 2025 al presidente más joven de la historia del Ecuador, quien no tiene compromisos con nadie, salvo con su conciencia; que ha demostrado ser un hombre muy capaz, valiente, que no ha dudado al tomar decisiones trascendentales, como la guerra al narcotráfico, la captura de Glas, enfrentar con éxito la peor sequía y crisis de suministro eléctrico y, sobre todo, derrotar al correísmo, responsable de habernos convertido en un país sumido en la violencia y el tráfico ilegal.

Noboa, con su preparación, con la experiencia que ya tiene, con su cercanía con el Gobierno norteamericano, puede ser quien nos conduzca por un nuevo sendero de progreso y realizaciones. El país que clama por trabajo y seguridad le ha dado su respaldo para que él lo pueda hacer. (O)