La democracia no solo es la participación ciudadana en elecciones cada cuatro años, democracia es la permanente consulta al soberano en cuanto a la toma de decisiones en temas de trascendencia, especialmente con relación al futuro del país.

Cierto es que hemos vivido periodos históricos difíciles y de gran confrontación, no obstante, hemos sido capaces de superarlos; el pueblo ha sido consultado de vez en cuando, pero siempre sus decisiones han sido burladas.

La participación de los ciudadanos en las decisiones esenciales relacionados con su barrio, su parroquia, su ciudad, su provincia o su país debe ser una constante. El estado de la civilización de un país se caracteriza por la capacidad que tenga la sociedad de crear caminos tanto institucionales como espirituales que permitan que se manifieste con naturalidad la práctica cotidiana y permanente de la democracia.

... las consultas populares deben ser el mecanismo más idóneo de toma de decisiones del pueblo...

Sin duda los procesos electorales son una parte de la democracia, pero no son suficientes.

En la mayoría de países latinoamericanos los ciudadanos votan poco, normalmente en periodo de elecciones, ya sea presidenciales, legislativas o de gobiernos locales. Pero rara vez se convoca al pueblo para que se exprese directamente sobre grandes temas de interés nacional.

El mundo evoluciona a formas de democracia directa que son cada vez más frecuentes. En muchos países existe el plebiscito como forma de consulta tanto a nivel regional, como nacional; igual se recurre a la iniciativa popular para proponer modificaciones a la ley o a la Constitución; también se ha avanzado en la práctica de la revocatoria de autoridades elegidas, que permite removerlas de sus cargos cuando los ciudadanos no están satisfechos de la gestión de sus representantes. Estos recursos legales que puede utilizar la ciudadanía están consagrados en la Constitución vigente, pero se recurre a ellos solo cuando conviene al Gobierno y se los ha hecho en forma amañada.

En Suiza desde la creación del Estado federal, en 1848, se han realizado 562 consultas. En nuestro país desde el 9 de junio de 1896 que García Moreno llamó a referéndum para aprobar la Constitución conocida como la Carta Negra, hasta el 4 de febrero de 2018, en el gobierno de Lenín Moreno, se han realizado 11 consultas.

Al no existir sistemas institucionalizados para canalizar el pensamiento y la opinión de la gente, se produce un distanciamiento entre el Estado, los ciudadanos y la dirigencia política y como consecuencia de esto, un alejamiento y apatía ciudadana y lógicamente el desprestigio de la política y de los políticos. De este modo se favorecen procedimientos autoritarios de decisión que se toman a espaldas del pueblo y solo benefician a los intereses del gobierno de turno.

Por esta razón las consultas populares deben ser el mecanismo más idóneo de toma de decisiones del pueblo, siempre y cuando dicha consulta sea en su beneficio y no un artificio del gobierno de turno para la aprobación de su gestión o simplemente para engañar al pueblo con preguntas que “legalmente” le van a permitir perennizarse en el poder o consolidar su autoritarismo. (O)