“No quiero más dramas en mi vida, solo comedias entretenidas”. Así empieza la canción de Fangoria que da nombre a esta columna. Hace poco la escuché y se ha convertido en soundtrack de mis días, me llena de energía y la canto a todo pulmón mientras manejo. Habla sobre alejar a esa gente que disfruta quejarse, quienes han elegido hacerse las víctimas contando tragedias en lugar de hacerse responsables, de manera digna, de sus actos.

Recordemos que la vida es demasiado bonita y corta para darles cabida a las nubes grises. Es necesario pensar en nosotros, no hay nada mejor que andar en paz, con el corazón contento, haciendo planes y trabajando para que se cumplan. Hay personas que parecen vampiros de nuestra alegría. Son personas que buscan torcer las situaciones para victimizarse por todo, se vuelven artistas de la manipulación; siempre tratan de hacer sentir culpables a los demás y tienen una evidente adicción por el aplauso y la atención.

Basta de pensar que debemos tolerar este tipo de comportamientos en un intento de ser buenas personas, por un sentido del deber ser, o en un acto de fidelidad con la caridad cristiana. Es fundamental que recordemos que el primer amor es hacia nosotros y merecemos rodearnos de personas cuya compañía sea edificante. La vida nos brinda a diario razones que nos pueden traer angustia o ansiedad, pero las personas que están en nuestra vida son de libre elección, así que, haciendo ejercicio de esa libertad, elijamos a quienes nos traigan sonrisas, con quienes podamos conversar de los temas que nos interesan y con quienes las coincidencias superen las diferencias. Por tanto, creo que, si logramos encontrar personas que nos brinden momentos de sosiego y nos empujen a ser felices, debemos cuidarlas y valorarlas. Con los años aprendemos que la apariencia física atrae momentáneamente, pero lo que nos hace permanecer en una relación es aquello que nos llena el alma. Encontrar a alguien que disfrute de nuestros mismos placeres y vea la vida con una visión que comulgue con la nuestra, alguien con quien se pueda hacer planes a futuro viviendo un día a la vez, alguien, como decía Julio Iglesias, que para siempre vuele nuestro mismo vuelo y con quien sea dichoso compartir el mismo aire.

Sin embargo, para que esto ocurra, la honestidad debe ser un elemento primordial y la fidelidad también. Así que es fundamental rodearnos de personas confiables que puedan cumplir con lo dicho. Cuando nos hacemos responsables de lo que decimos y actuamos en concordancia con nuestras palabras, la vida fluye en positivo. La amargura o el drama sin sentido viene como resultado de mentiras y engaño.

Eso en cuanto a relaciones de pareja, aunque en la amistad el tema es parecido, corolario, debemos rodearnos de gente que tengan claro que lo importante es ser feliz, honesto y actuar sin hacer daño a la gente. Basta del drama y la queja inútil. Finalmente, como dice el motivador Steve Maraboli: “Tus quejas, tu drama, tu mentalidad de víctima, tus culpas y todas tus excusas nunca te han acercado ni un paso a tus metas o sueños”. Así que pongamos menos drama y más comedia en nuestra vida. (O)