Estoy intentando comprender desde el ruedo como espectadora-actora los penúltimos acontecimientos en el país. Sospecho que cuando este artículo salga otras noticias estarán en la atención ciudadana. Los hechos se suceden con velocidad vertiginosa, en esta “cultura del microondas”, más rápido en menos tiempo.

Primer bloque de preguntas. ¿Los hechos de corrupción son menos graves y, por lo tanto, menos punibles que los demás delitos? ¿Deber más de $8′000.000 al Estado es un hecho político?

Alea Iacta Est

En la Sierra más de 38.000 niños se quedaron este ciclo lectivo sin estudiar por problemas económicos, trabajo infantil y otros, ligados a la pobreza. Ese dinero hubiera servido de manera eficaz para solventar los gastos que su educación requiere. ¿Cuántas medicinas se hubieran comprado, cuántos puentes se hubieran construido? Que el robo lo cometa un político no convierte su penalización en un hecho político, convierte al político en un delincuente común.

Los hechos de corrupción que conocemos suman mucho más dinero. Millones han sido robados en su mayor parte por funcionarios públicos con educación superior. La pobreza no es sinónimo de delincuencia como la preparación académica no es símbolo de honradez.

Parameando

Segundo bloque de preguntas. El asilo es un logro de las sociedades humanas para favorecer a los desprotegidos cuya vida corre peligro. Por diferentes motivos: religiosos, económicos, políticos, de género. Conceden el asilo los gobiernos a través de sus embajadas, las religiones a través de sus templos, un grupo humano como cuando se refugió en la selva Villavicencio. Su garantía consta en tratados nacionales e internacionales. Su inviolabilidad es un avance para la humanidad. Se cumple dentro de espacios limitados por fronteras definidas.

Mis preguntas de fondo son: ¿dónde están ahora las fronteras? En la sociedad de la comunicación y redes sociales, ¿cuál es el espacio propio de un país? ¿Se puede dar asilo a delincuentes sentenciados, a narcos que se cobijan bajo la bandera de otro país? ¿Un cargo de elección popular confiere el carácter de perseguido político a quien es enjuiciado por delitos comunes? ¿Esa posibilidad respeta el espíritu de la Convención de Viena?

¿Con empresas globales, narcotráfico mundial, quién toma las decisiones? ¿Se invaden o no fronteras todo el tiempo? ¿Cuando un presidente opina de hechos violentos con connotaciones políticas en otro país y da su interpretación política, que cuestiona los resultados de una elección democrática, y al presidente en ejercicio, nos guste o no los resultados, invade o no la soberanía del país cuestionado?

Los hechos entre Ecuador y México se han producido y hay que buscar soluciones. Me parece oportuno plantearse preguntas de fondo, así como nos planteamos sobre el rol, la organización y el papel de la ONU. Es tarea pendiente replantearse el sentido de patria, soberanía, fronteras. Y exponer en servicios no realizados las cifras de la corrupción.

Mi convicción personal es que entre muchas otras realidades la que permite la gobernabilidad de un país es la confianza en sus mandatarios y en sus instituciones. Adecuar las garantías a las personas a realidades globales desafiantes con instituciones adecuadas es tarea pendiente. (O)