La semana anterior fue prolífica en noticias científicas aplicadas al sector agropecuario, tal es el caso del anuncio oficial y público de la empresa multinacional Syngenta, una de las más grandes corporaciones biotecnológicas agrícolas, de permitir el acceso libre de pagos a sus técnicas seleccionadas de edición genómica, cuyas patentes le han sido delegadas, abriéndose un inmenso campo para la investigación académica a nivel mundial, dentro de un plausible compromiso de estimular la sostenibilidad agraria, entregando sin costos y de manera fácil los derechos de invención accesibles por medio de su plataforma informática denominada Shoots by Syngenta.

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En la agricultura se emplea con éxito para mejorar los cultivos, dándoles las características deseadas, como mayor rendimiento, resistencia a enfermedades y una mejor nutrición. Dentro de las vías para practicar la edición genómica está la técnica Crispr, que tiene un potencial ilimitado en la mejora de sembríos, ofrece un valor agregado a los agricultores al aumentar la productividad, acelera la invención y hallazgos para hacer a los plantíos más productivos; y ahora, en un aspecto que es de preocupación global, brinda resiliencia a los vegetales por el impacto del cambio climático. Es un llamado clamoroso para que los organismos públicos nacionales como el Ministerio de Agricultura, INIAP, instituciones académicas y universitarias, aprovechen esta inmejorable oportunidad, sin que tengan que egresar recursos, que no tienen y son muchos, en compra de derechos por el manejo de estas nuevas técnicas. Ya hemos expresado en esta columna que la edición génica es una forma de mejoramiento que no implica incorporación de genes extraños a los individuos que se quiere superar, sino un reordenamiento de los propios, eliminando los indeseables y resaltando los benéficos; es decir, no es un procedimiento transgénico, prohibido por la Constitución ecuatoriana.

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La apertura que acaba de otorgar Syngenta al espacio académico, público y privado no comprende solamente los conocimientos e innovaciones del proceso básico de la modificación o edición génica, sino que abarca todos los avances que la empresa ha logrado con su propio personal de científicos, que van más allá de la técnica Crispr Cas9, hasta la que dio origen a la denominada Cas12a, que ha aumentado eficacia como factor de optimización de cultivos. El mundo científico está gratamente sorprendido por la facilidad con que se puede acceder a los beneficios de los avances ofrecidos por Syngenta, antes vedados al saber general, con el saludable criterio que mientras más se compartan los resultados de la ciencia y los mecanismos para llegar a ellos, mayor beneficio se obtendrá para robustecer la conciencia mundial en la adopción de estas nuevas tecnologías, en la noble misión de proveer alimentos a la humanidad.

Rezagados en biotecnología agrícola

Syngenta obtuvo licencia de uso de la técnica del Broat Institute of Mit y la Universidad de Harvard, y de la herramienta Crispr Cas9 para aplicaciones agrícolas, instituto que la alcanzó luego de un largo litigio en tribunales registrado en la Oficina de Patentes y Marcas de los EE. UU. (O)