En cualquier nivel de educación se comprende mejor lo que se enseña cuando hay de por medio ejemplos. Las olimpiadas que acaban de terminar nos han dejado algunas enseñanzas y ejemplos por seguir. Los ejemplos, obviamente, son los medallistas. Pero no solo estos. También los que no lograron medallas merecen todo nuestro reconocimiento. Para participar en una olimpiada se necesitan marcas que no son fáciles de alcanzar. Solo quien entrena con marcada disciplina, constancia durante largo tiempo y amor puede lograrlo. El deporte de alto rendimiento es una profesión, y quienes la ejercen merecen todo el apoyo del Estado. He perdido la cuenta del número de deportistas que se quejan de la falta de apoyo estatal, de la imposibilidad de contar con el respaldo completo: que el entrenador fue contratado tarde, que ha debido acudir a la empresa privada por financiamiento, que ha tenido que viajar fuera del país a entrenarse por sus propios medios, que el dirigente equis equis, palabras más palabras menos, no sirve, etc.

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Es completamente injusto que quienes se esfuerzan tanto por poner en alto el nombre del país tengan que vivir en la pobreza. La pobreza en el mundo siempre es injusta, solucionarla universalmente es muy difícil. La pobreza de los deportistas de élite se puede solucionar con facilidad. ¿Cuánto gasta el Estado en burocracia deportiva y cuánto invierte en apoyar efectivamente a los deportistas? Esta es la primera pregunta a responder. Las famosas federaciones deportivas deben trabajar bien, administrar honradamente su patrimonio, maximizar los resultados y alejarse de la política. Para llegar a la gloria en el deporte se necesita mucha nobleza, un gran corazón, infinitas ganas, y facilidades completas para entrenar; no trabas ni vanidades dirigenciales. Que lindo fue ver a nuestros deportistas brillar: Glenda Morejón es un ejemplo de lucha en un contexto muy difícil. Daniel Pintado tiene muy claro su norte: sus pequeños hijos. Neisi Dajomes, una heroína con rostro dulce, ejemplo de lucha, siempre honrando a su mamá y a su hermano, que ya no están. La Tigra Yépez, un fenómeno. Solo un ser superdotado podía derrotarla. Lisseth Ayoví se lució, conquistó mi corazón con su linda actitud. Le faltó muy poco para llegar. Angie Palacios, gran medallista. Lo trascendente es la lucha y la entrega. Y eso le sobró a nuestros competidores.

¡Cuenca espera a su hijo de oro! La capital azuaya alista un apoteósico recibimiento para Daniel Pintado, campeón de los 20 kilómetros marcha de los Juegos Olímpicos París 2024

El presidente Noboa tiene en las manos el poder de cambiar las flaquezas por fortalezas en el mundo deportivo de alto rendimiento, y no solo en este. Nos ha demostrado que decisión no le falta. Las vanidades dirigenciales deben irse a donde deben estar: en la basura. Siempre es posible cambiar para bien si hay decisión. Hay campos en que solucionar los problemas es algo realmente difícil: la situación de Venezuela, la delincuencia por doquier, etc.; pero las soluciones en el mundo del deporte son más fáciles, son menos estructurales. Pasadas las Olimpiadas de París cada cual vuelve a lo suyo: a seguir entrenando, a seguir luchando. El Ecuador debe apoyar a sus deportistas de alto rendimiento. La sociedad los admira por su lucha y su entrega. (O)