Mauricio Claver-Carone será el Enviado Especial de Donald Trump para América Latina, cargo desde el cual implementará la política presidencial con menos obstáculos institucionales y con más focalización regional. Claver-Carone tiene 49 años y es estadounidense, de padres que emigraron de España y Cuba. Es abogado, bloguero y fue funcionario del Departamento del Tesoro durante el primer periodo de Trump. Durante la misma administración asumió la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), rompiendo la tradición de siempre nombrar a un latinoamericano.

Claver-Carone salió del BID en circunstancias desfavorables relacionadas a una aventura amorosa. Se le acusó de haber beneficiado a una subalterna con aumentos desproporcionados de sueldo. Claver-Carone niega los cargos y en una nota de prensa publicada el 26 de septiembre de 2022 el BID anuncia la dimisión, pero no menciona sus causas.

El Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla y todos los gobiernos de izquierda de América Latina tendrán un enemigo en la persona de Claver-Carone. Desde su época de estudiante aplicó la mano dura contra los gobiernos de Cuba y Venezuela y su animadversión a los líderes del socialismo del siglo XXI es notable. Esto se hizo evidente cuando en 2019 viajó a Argentina como representante de Estados Unidos para la ceremonia de posesión de Alberto Fernández. Abandonó el lugar al enterarse de invitados “desagradables” refiriéndose a la presencia de Rafael Correa en el evento.

Hasta la toma de posesión de Trump el 20 de enero, Claver-Carone será el socio principal del LARA Fund, que es una compañía establecida en Florida cuya misión es atraer inversiones a América Latina. Un hecho interesante es que hace unas semanas la exembajadora de Ecuador en Estados Unidos y Francia Ivonne Baki renunció a sus cargos diplomáticos para trabajar en dicha firma. Con este cambio los rumores de que la funcionaria se uniría a la administración de Trump se confirman, pues la relación personal entre Baki y Trump indicaba que esto sucedería en algún momento. Se concluye entonces que en la conducción de la política exterior de Estados Unidos a América Latina tendremos a una distinguida ecuatoriana.

En la visión que Trump tiene de América Latina el principal problema es el migratorio. Se espera que lo más importante será disminuir la entrada de latinoamericanos a Estados Unidos, así como la deportación de quienes ilegalmente ya se encuentran allí. Pero también hay una agenda expansionista que consiste en apropiarse nuevamente del Canal de Panamá. En varios discursos Trump ha mencionado que los Estados Unidos, durante la administración del recién finado Jimmy Carter, decidió “tontamente” devolver el canal a los panameños. Trump declara, asimismo, que las autoridades vienen cobrando tarifas “ridículamente altas” a los barcos estadounidenses que atraviesan el canal.

Esperemos, pues, que el equipo de Trump pueda modular los contornos temerarios de la política exterior hacia América Latina, pues de ser aplicada, como ahora, esta podría más bien aglutinar a los países de la región en contra de Estados Unidos. (O)