Carla Moya, Paúl Carrillo, Karla Meneses*

El crecimiento económico es una fuente de creación de empleo y generación de recursos que si bien, por sí solo, no garantiza mejoras en el bienestar social, es un pilar necesario para que los países amplíen las oportunidades para su población. En este marco, el gasto público, al destinar recursos en infraestructura, educación, salud y otros sectores estratégicos, es un catalizador del crecimiento económico, de ahí su enorme importancia para la economía de los países.

Coyuntura global

El escenario actual de crecimiento económico no es alentador. Según las perspectivas del Banco Mundial, para el 2024 y 2025 se espera un crecimiento global del 2,6 % y se advierte una desaceleración considerable en los próximos años. Se estima que casi el 60 % de las economías, que agrupan a más del 80 % de la población mundial, crecerán por debajo del promedio de la década pasada.

Sociedad civil, es tu turno

Más ingresos, no menos Estado

En el caso de Ecuador, el crecimiento económico durante el período 2003-2023 estuvo sujeto a fuertes fluctuaciones, reflejando una alta vulnerabilidad a choques externos. Las crisis de 2015-2016, asociadas a la caída de los precios del petróleo y a un terremoto, y la crisis de 2020, producto de la pandemia de COVID-19, provocaron contracciones significativas del PIB. Y a pesar de un crecimiento promedio de 3,5 %, superior al de la región, la economía del país nuevamente ha empezado a ver tasas que indican una desaceleración durante el 2024.

Los desafíos que enfrenta la región para crecer son varios, y entre ellos destaca el manejo de la política fiscal como mecanismo de expansión. Un estudio reciente del Fondo Monetario Internacional revela que, desde la década de 1960, el discurso político a nivel global ha mostrado una creciente inclinación hacia políticas fiscales más expansivas. La pandemia de COVID-19 aceleró esta tendencia, desencadenando un paquete de medidas fiscales y financieras a escala mundial que superó los ocho billones de dólares.

El gasto público es un catalizador del crecimiento económico. Al volcarse recursos en los diferentes sectores, los gobiernos pueden fomentar la inversión privada, el consumo de las familias y así generar un efecto multiplicador en la economía. Es decir, el gasto público no solo genera crecimiento por el gasto inmediato que se genera, sino por el impulso a la demanda que genera en el resto de los actores en la economía, esto se conoce como efecto multiplicador.

El efecto multiplicador

En el Ecuador, el freno en el ritmo de crecimiento estuvo acompañadpo de una trayectoria inestable en el gasto público. Esto estuvo influenciado significativamente por factores como las reformas legislativas, precios del petróleo e iniciativas gubernamentales. Entre 2003 y 2006, se observó un crecimiento moderado. Años después (entre 2007 y 2014) el gastó se expandió, gracias a los mayores ingresos petroleros y un enfoque en servicios públicos e inversión social. Pero a partir de 2015, la caída de los precios del petróleo, el alto endeudamiento y una gestión pública orientada a la contención fiscal condujo a una contracción del gasto público.

La revolución del sentido común

Pese a la alta volatilidad del gasto, entre 2013 y 2022 Ecuador estuvo por encima del promedio regional con un gasto que representó entre el 33% y el 27% del PIB. Sin embargo, a partir del 2022 se ha reportado una fuerte tendencia a la baja en el ritmo del crecimiento del gasto público.

La dinámica del gasto y la relación con el crecimiento económico es una discusión controversial, incluso con posturas contrastantes. Independientemente de la postura planteada, existen esfuerzos por identificar la capacidad que tiene el gasto público para impulsar a la economía a través del cálculo del multiplicador, es decir estimar cuántos dólares adicionales genera cada dólar gastado por el Estado. Y en América Latina se encuentran resultados muy diversos sobre el efecto multiplicador del gasto público.

Hay países donde el gasto tiene un alto efecto multiplicador. Por ejemplo, para Colombia por cada peso que invierte el gobierno se generan entre 1.1 y 1,45 pesos. En otros países, el gasto genera crecimiento, aunque su efecto es moderado. Por ejemplo Argentina, Ecuador y Bolivia exhiben factores multiplicadores del gasto menores de 0,18, 0.24 y 0,72 unidades monetarias respectivamente. Finalmente, hay países dónde, por el contrario, el gasto público es un freno al crecimiento, este es el caso de Chile, dónde el gasto, contrario a impulsar el crecimiento lo desaceleró.

¿Cómo y cuánto gastar?

Estos resultados diversos plantean una importante discusión, ¿cómo y cuánto gastar? La evidencia muestra que la capacidad del gasto público para multiplicar los recursos y ser una fuente de crecimiento depende de las características de cada economía y de la comprensión de las relaciones complejas que enmarcan la gestión de la política fiscal. Por lo tanto, no hay reglas que aseguren resultados específicos, pero hay algunas condiciones que pueden garantizar mejores resultados. Los países donde el multiplicador es alto se caracterizan por tener niveles bajos o sostenibles de deuda ya que destinan el gasto a sectores estratégicos y tiene una adecuada gestión.

Por lo tanto, la discusión no puede centrarse en gastar mucho o dejar de hacerlo, sino en fortalecer los mecanismos de evaluación de proyectos y promover la transparencia en la asignación de recursos, lo cual permite generar un retorno social y económico significativo.Además, los gobierno deben invertir en la capacidad institucional para diseñar y ejecutar proyectos de inversión pública de manera eficiente y sostenible. (O)

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Karla Meneses Bucheli. Profesora e investigadora de la carrera de Economía de la Universidad de Las Américas.

Paúl Carrillo. Profesor en la Universidad de Las Américas. Doctor en Economía del Desarrollo en el Programa Doctoral de FLACSO.

Carla Moya. Economista graduada de la Universidad de las Américas - Ecuador.