Recuerda el lector al personaje de caricaturas de los pasados años 40 “el otro yo del doctor Merengue”. Una persona es rebasada por otra imagen de esta, que es lo mismo de cuando se evidencia la otra cara de la realidad.

En cuanto a los sufragios del 5 de febrero del 2023, en que fallaron –y en niveles elevados– los números de las encuestas, de los tracking poll –cuando se procesa información día a día, por lo menos en la semana anterior al día del sufragio, y así se ve la tendencia– y de los exit poll –información recogida a la salida del sufragio–, ¿por qué las fallas?

¿Los números fueron acomodados por las encuestadoras y/o por quienes manejaron la información?, ¿hubo prácticas de fraude en el conteo de votos y en la elaboración de actas, o se suplantaron estas?, y/o ¿un elevado porcentaje de ciudadanos y sufragantes ocultó su intención y definición de voto? Pienso que lo último fue lo dominante, aun cuando se hayan producido casos de los otros.

Sin duda que debió haber un importante porcentaje de votos por preferencias a favor de quienes se consideraba mejores; pero mayor fue el porcentaje de votos de rechazo, “voto por otro para que el que rechazo pierda”. El presidente Guillermo Lasso asumió esta línea cuando días antes del sufragio declaró que no diría por quién votaría para alcalde de Guayaquil, pero sí identificaría –y lo hizo– por quién no votaría.

¿Será posible que se admita que deben atenderse las microrrealidades, que generan perturbaciones?

Las noticias positivas en lo macro –valoración del FMI, incremento de ingresos, anuncio de disciplina fiscal, entre otras–, muy publicitadas por el Gobierno, han venido siendo rebasadas por realidades que no se transparentan, que podrían parecer micros, pero se multiplican en montos crecientes. Una deuda interna con segmentos ocultos acumulados por años, porque no se paga a proveedores, lo que lleva a que no esté cuantificada. Además, con tufos de manipulación; por ejemplo, no se hacen las auditorías para verificar lo que deba pagarse, y/o solo se ponen en duda valores sin proceder a denunciar falsos suministros o sobreprecios, metiendo así en el mismo foso, de lo que se tontea para no pagar, a proveedores honestos y a pillos, y estos hasta pueden darse mañas para cobrar.

En materia de salud, lo positivo de que el presidente se involucre con su presencia en las unidades de salud y se atienda el despacho de recetas, aun cuando con mucho burocratismo, es rebasado cuando en lo cotidiano, en los hospitales públicos y del IESS, no hay reactivos para exámenes, por lo que, o no se realizan estos, o deben pagarse por pacientes o familiares en laboratorios privados. El miércoles de la semana anterior, en Ecuavisa presentaron dos casos de fracturas que por días no pueden intervenirse por falta de materiales quirúrgicos. Fracturas que no son tratadas de inmediato, pueden dejar lesiones no superables.

Quizás es difamación, pero se mencionan gastos en consultoría para fines políticos, por ejemplo, en un consultor que lo ha sido también de Cristina de Argentina, de Petro de Colombia y del PSOE, nada que hacer en lo ideológico con Lasso.

¿Será posible que se admita que deben atenderse las microrrealidades, que generan perturbaciones? (O)