Faltan tres días para que se inicie la Copa América, cuenta que se ha llevado día tras día. Los aficionados al fútbol, y algunos que no lo son, esperan con optimismo que el Ecuador tenga un buen desempeño.

La incertidumbre de quiénes serían los convocados a integrar el equipo ha provocado muchos comentarios, acuerdos y desacuerdos y hasta controversias, entre quienes conocen los antecedentes de los jugadores y su capacidad de entrega para lograr el objetivo común. En otras palabras, que sepan hacer trabajo de equipo, cualquiera que sea la posición en la que juegan: arquero, defensas, volantes, delanteros.

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El trabajo de equipo requiere de sus miembros complementariedad, comunicación, coordinación, confianza y compromiso, todo eso debe entrar en el análisis previo, al considerar el nombre y el currículo de quienes podrían ser propuestos para integrar la selección. Los aficionados quieren saberlo antes, para opinar y apoyar o no la propuesta. Aunque la última palabra sea la del director técnico.

Trabajar en equipo no es exclusivo del deporte, es necesario en muchos ámbitos de la vida colectiva, por ejemplo, en el mundo del espectáculo, en el que tras bastidores hay personas trabajando en cada detalle de la escenografía. O en operaciones de rescate y rehabilitación cuando ocurre alguna catástrofe y, muy importante, en el gobierno de un país. En todos los casos es indispensable que quede claro cuál es la tarea que corresponde a cada uno de sus miembros y que cuando alguien falla es muy difícil alcanzar el objetivo propuesto y se presentan muchos riesgos.

En el fútbol, el riesgo es perder el partido y no clasificar, lo cual mata la ilusión de los optimistas y crea un sentimiento de derrota.

En el fútbol, el riesgo es perder el partido y no clasificar, lo cual mata la ilusión de los optimistas y crea un sentimiento de derrota. En el espectáculo, un fallo de alguno tras el escenario o la presencia allí de alguien ajeno, pone en riesgo el éxito que se espera y el prestigio de autores y actores, como en la política. En el caso del rescate y la reconstrucción después de la catástrofe, ya lo hemos visto, el fallo a veces ocurre, la reconstrucción se da, pero en el bolsillo de los que tenían la tarea de reconstruir. En todos estos ejemplos, hay perjudicados, pero si en el equipo

de un gobierno hay fallas, si no ha quedado claro antes cuál será el rol de cada uno, si no todos comparten el objetivo propuesto y el camino para alcanzarlo, será muy difícil llegar a la meta propuesta y los perjudicados serían millones de personas, a las cuales se les congelaría la esperanza, una vez más.

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Lo que me motivó a escribir esto es una pregunta: ¿por qué no se discute, analiza y se pide a los candidatos, con insistencia y con la misma pasión, que presenten a quienes podrían ser los seleccionados para ser convocados a integrar el equipo

de gobierno y cuál sería la tarea principal de cada uno? ¿Por qué no examinamos sus antecedentes y el currículo? La respuesta podría ser que no es políticamente conveniente, pero eso depende de qué se entiende por política; si es lo mismo que ahora llamamos política, no habrá equipo que nos libre de seguir marchando en el mismo terreno. (O)