Tengo la mejor opinión de Guillermo Lasso; de su esfuerzo personal por sobreponerse a las dificultades que le plantó la vida y convertirlas en éxito profesional y una maravillosa familia, que lo contempla como buen esposo, padre y abuelo.

Pienso lo mismo de su disciplinada lucha política hasta alcanzar finalmente la Presidencia de la República, sobreponiéndose a adversidades de salud, e incluso arriesgando la vida, en una campaña electoral en medio del COVID-19.

De esa última campaña, me quedo con su optimismo e ilusión por cambiar el país y con su lucha a brazo partido junto con Jaime Nebot por sacar adelante una elección muy cuesta arriba, que pocos creían posible ganar.

Cuando celebré el triunfo electoral el pasado 11 de abril, jamás imaginé que, en muy poco tiempo, su gobernabilidad estaría tan complicada como lo está al momento de escribir este artículo.

Hay tanto que hacer por el Ecuador que me resisto a creer que esta crisis no tenga salida o que la salida dependa de quién aprieta primero el gatillo de la muerte cruzada.

Sobre la ruptura con el PSC, en esta misma columna dije que el presidente estaba en su derecho de hacerlo y que el tiempo nos diría si fue un acierto o un error.

Sobre una eventual alianza con UNES, he sostenido que para construir el país que necesitamos no se puede excluir a un sector político que en la última elección representó a cerca del 50 % del electorado y que, al día de hoy, es el bloque más numeroso de la Asamblea Nacional. Y dejo expresa constancia de que lo combatí activamente desde esta columna por una década y cuando controlaba todos los poderes del Estado; cuando muchos de los “héroes” que hoy pululan en medios y redes sociales guardaban silencio o merodeaban el palacio para recoger las migajas del despilfarro estatal.

Dicho esto, les pregunto a esos gurús de la política que irresponsablemente desde foros públicos no hacen más que regar gasolina al fuego con arengas tremendistas dizque en favor del presidente:

¿Es que no se han enterado de que una muerte cruzada, lanzada por cualquier bando, será un palazo en la cabeza para el país, en todo sentido?

¿Es que no han pensado que la destitución de la Asamblea Nacional a manos del presidente será muy mal vista en el mundo, y peor aún, en medio de la investigación por los Pandora Papers, por más explicaciones jurídicas y constitucionales que se den?

¿Acaso no han entendido que con la muerte cruzada también se va a su casa el presidente?

¿Acaso no recuerdan que elegimos a Guillermo Lasso para que gobierne al Ecuador cuatro años?

¿No será que esa camarilla de intelectualoides y empresaurios centralistas que pululan siempre el palacio buscan el fracaso de este Gobierno para mantener su statu quo?

¡Ya basta de arengar la confrontación! El país demanda serenidad, madurez, temple y patriotismo para salir de esta crisis.

Estamos en sus manos, señor presidente. Confío en su prudencia y talento para llevar esta nave a puerto seguro.

Que Dios bendiga al Ecuador. (O)