Una disputa, una pelea, una batalla pueden ganarse por los errores del contradictor, contendiente o enemigo más que por los aciertos propios. En eso coinciden los teóricos de la guerra, los asesores políticos y toda la masa que gira alrededor de la publicidad. Y es ese principio el que, hasta ahora, le ha permitido al Gobierno sobrevivir sin hacer méritos para ello. Hay que recalcarlo, hasta ahora, porque a pesar de la torpeza de sus adversarios y de los esfuerzos del ministro de Gobierno, podemos estar cerca al momento en que el balance ya no sea entre pasividad propia y errores ajenos, sino entre errores de lado y lado. Es verdad que la inercia del Gobierno ha servido para que se vea con nitidez la mediocridad de la oposición, expresada en la Asamblea. Pero, esa estrategia (por llamarla así, aunque más preciso sería calificarla como descuido) parece haber alcanzado su límite con la formalización del juicio político y, aunque parezca algo ajeno, con la fuga de la exministra Duarte.

CAL se toma tiempo para revisar la solicitud de juicio político contra Guillermo Lasso

No cabe redundar en todas las barbaridades que se hicieron en el proceso que antecedió a la presentación del juicio y que se materializan en el documento aprobado. La lectura de este último da cuenta del nivel de analfabetismo (no solo judicial, como lo calificó un connotado jurista) de quienes lo redactaron, así como de quienes lo firmaron. Pero el hecho de que con una pieza de tanta pobreza intelectual hayan logrado llegar hasta ese punto demuestra que la ignorancia que les caracteriza y las torpezas que cometen no son suficientes para detenerlos. La esperanza del Gobierno está puesta en el dictamen de la Corte Constitucional, que supuestamente no permitiría que pase algo tan burdo como esa iniciativa. Es una hipótesis que se asienta en la confianza que proporciona la formación de los magistrados que la conforman, lo que equivale a dejar, nuevamente, que las cosas se definan por los errores ajenos y no por las acciones propias.

Dos hipótesis maneja Ecuador sobre la fuga de María de los Ángeles Duarte de la Embajada de Argentina en Quito

La esperanza del Gobierno está puesta en el dictamen de la Corte Constitucional...

Pero, como lo ha dicho abiertamente la más radical y torpe (y por ello la más sincera) de las integrantes de la comisión que elaboró el informe, la decisión de la Corte será para ese grupo solo un detalle secundario. Si cierra el paso al juicio queda el recurso de la calle, donde entra a jugar el que sabe de estas cosas (aunque en esta ocasión le toque hacer el papel de tonto útil y le coloque al movimiento indígena en una situación precaria como la que vivió a partir de su colaboración con Gutiérrez). En ese caso, con saqueos y violencia, buscarían forzar el arbitraje militar y no se limitarían a la salida de Lasso, sino que destituirían también al vicepresidente para colocar, como monigote, a quien tan bien les sirve desde la presidencia de la Asamblea.

La fuga de la exministra –condenada por cohecho y sin asomo de ser perseguida política– arroja luz sobre el nivel al que pueden llegar. La propia incontinencia verbal de Correa y la presentación de ella en la embajada argentina en Venezuela demuestran que se trató de una acción muy bien coordinada y de alcance internacional. Si tienen la capacidad para hacer eso quiere decir que no solamente cometen errores, sino que pueden obtener triunfos que dejan mal parado al Gobierno y al país. Es una ingenuidad confiar en los errores derivados de la mediocridad de los otros. (O)