Es frecuente que el timbre suene, a veces, con urgencia, y no se trata de personas que conocemos o que ellos nos conocen.
Son ciudadanos ecuatorianos buscando una ayuda para sobrevivir ellos y sus familias. La mayoría forma parte de los 13,3 millones de ecuatorianos en edad de trabajar, sin embargo, solo son económicamente activos 8,5 millones, 4,6 son económicamente inactivos. Son cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
No es difícil suponer que muchos de los económicamente inactivos arrastran una carencia o más de una: de alimentación nutritiva, de atención a la salud, de vivienda digna, de educación formativa.
Muchas personas afirman que son vagos y que deben trabajar, pero para eso hacen falta más fuentes de trabajo.
Por ahora, de cada 100 plazas de trabajo, 93 fueron generadas por el sector privado y alrededor de 8 por el sector público. Aun sumadas, son insuficientes.
Es cierto que algunos inventan unas historias propias de guion de telenovela y es una lástima que no tengan la preparación necesaria para hacerlo, pero si tenemos oportunidad de conversar o buscar información sobre ellos nos daremos cuenta de que lo hacen porque creen que de esa manera conseguirán más ayuda.
Si leyeron hasta aquí, se estarán preguntando por qué traigo a estas páginas algo que ya saben.
La respuesta es, porque no tengo dudas de que ustedes lo conocen, pero sí de que lo conozcan a profundidad la mayoría de los que se ofrecen para salvar al país y, por supuesto, a todos sus ciudadanos.
La duda surge porque, generalmente, ofrecen solucionar los problemas, pero no dan a conocer sus planes concretos.
Decir que van a mejorar la educación, que buscarán cambios en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS, que robustecerán la economía, que aumentarán las plazas de trabajo, es fácil. Pero explicar cómo, con qué y con quién, no.
Pueden decir que lo hacen, para dar un ejemplo, dicen que mejorarán la educación, pero no, qué entienden por educación y qué es lo que quieren mejorar.
Declaran que van a lograr que haya más fuentes de trabajo y algunos reconocen que se requiere atraer inversión privada, pero no dicen que para eso es necesario un ambiente adecuado, en el que se pueda encontrar un espacio seguro para invertir y garantizar respeto a la ley y seguridad en todos los sentidos.
Pero lo más importante es que nos digan que terminado el proceso electoral (la segunda vuelta electoral por la Presidencia del Ecuador se realizará el siguiente domingo 13 de abril), gane quien gane, se buscará la colaboración y la unidad y que, si lo dicen, se cumpla.
Esto no significa que haya un solo criterio, sino más bien que se los exprese con libertad y explicando claramente el porqué de esas diferencias, que deben ser recibidas, estudiadas y consideradas a partir de si son o no beneficiosas para el país. Ese es el reto. (O)