¿Capitalismo? Sistema que desarrolla instrumentos (capital = maquinaria, tecnología, procesos) para potenciar a los humanos en nuestro esfuerzo e ingeniosidad. Por eso vale recordar el famoso texto Yo, el lápiz (L. Read), que describe el trabajo e inversión en diversas zonas geográficas y actividades para que un (simple) lápiz esté disponible justo cuando usted lo necesita en la papelería cercana. Participan transporte, productores, procesadores y más (madera, “minas”, esmalte, borrador, etcétera). Un mecanismo espectacular de coordinación.

Lo recuerdo al visitar diversas empresas ecuatorianas y tener siempre la misma reacción: es realmente increíble cómo se produce y distribuye para satisfacer necesidades tan diversas. Pero también, porque el sistema capitalista está actualmente bajo muy fuerte estrés por la combinación COVID + Ucrania, e incluso algunos consideran (¡con sorna!) que presenciamos su enorme fracaso al sufrir escaseces y aumentos de precios enormes.

¿COVID? Su impacto fue impresionante porque cortó la esencia de la economía, la interacción entre oferta y demanda (no se podía salir ni a trabajar ni a gastar), y desató una incertidumbre mayúscula. Ante la duda, las inversiones se paralizaron y, peor, algunas se redujeron: muchos activos se liquidaron, por ejemplo containers se chatarrizaron al juzgarse excesivos. Y como el sistema se basa en cálculos futuros inciertos, cuando la demanda se recuperó más rápidamente de lo previsto (en parte por el exceso de inyección de gasto estatal y monetario, en parte por el éxito de las vacunas producto del propio capitalismo), muchos resultaron errados: activos que en 2020/2021 eran inútiles, para 2021/2022 se habían vuelto indispensables... pero no estaban y había que reconstruirlos, requiriendo recursos y tiempo: choque repentino entre más demanda y menos oferta.

¿Ucrania? Un golpe adicional a un entorno en reequilibrio. Más riesgo, más conflictos y sanciones geopolíticas. Graves problemas de oferta porque es una zona productora de energía, minerales y alimentos. Más desajustes.

¿Consecuencias? Escasez y aumento de precios, ambos ligados, porque los aumentos de precios tienen como objetivo corregir los desequilibrios: frenan la demanda e incentivan la inversión para reactivar la oferta, y así eliminar cuellos de botella y escasez. Pero la combinación COVID+Ucrania (+excesos fisco/monetarios) ha sido tan fuerte que el reajuste también lo es. No debemos sorprendernos demasiado de la inflación que vivimos (aunque era difícil de anticipar en esa magnitud). No es un fracaso del capitalismo, sino el “trabajo” de sus mecanismos esenciales para que la economía vuelva al cauce. ¿Lo logrará? Sin duda, pero tomará tiempo (porque el ajuste en demanda y oferta de logística, alimentos o energía es lento).

¿Se ha dado un proceso natural y perfecto del capitalismo? Para nada. Ha habido graves errores de cálculo frente al riesgo. Se ha exagerado en la deslocalización de la producción, centrándola en exceso en ciertos lugares. Por eso (un cambio radical) muchos empresarios ahora piensan “just in case” (“por si acaso”) en lugar de “just in time”… Pero la pregunta esencial es: ¿qué otro sistema hubiera enfrentado menos mal estos graves impactos? Sinceramente, ninguno. (O)