Las noticias que vemos y escuchamos a diario –especialmente en la televisión– que conciernen a la seguridad ciudadana son alarmantes y están generando un nerviosismo que no se queda solo en los televidentes, sino que se instala en el ámbito de las políticas públicas, incluso de manera más alarmante aún, al punto de que una posible solución propuesta por algunos sectores sería la de autorizar ampliamente los permisos para portar armas de fuego. Mas, si queremos tener los pies en la tierra, cabría preguntarnos: ¿hay razones comprobadas para esta alarma general que ya aterroriza a las familias en nuestro país?

Todos sabemos que una cosa son los hechos y otra las percepciones. ¿Pueden las estadísticas sobre crímenes violentos cometidos en algunas zonas urbanas pesar más que la relativa calma en otras zonas de una ciudad? Al parecer, sí, porque una parte de los medios de comunicación –la prensa, la radio y, subrayémoslo una vez más, la televisión– tienen poderosos intereses para distorsionar la realidad. Esto es lo que con frontalidad sostiene el historiador Rutger Bregman en el libro Dignos de ser humanos: una nueva perspectiva histórica de la humanidad (Barcelona, Anagrama, 2021): que en esencia los seres humanos somos más buenos que malos.

Bregman afirma que está comprobado, por ejemplo, que en las catástrofes los humanos buscamos sobre todo ayudar y aliviar el dolor que padecen otros humanos, pero que los medios de comunicación acentúan la tragedia, el desastre, las lágrimas, la sangre y lo que sale mal. Pero esta idea de que la mayoría de la gente es buena no se corrobora con las noticias de la televisión. Según Bregman, esas noticias son una droga de todos los días y cita varias investigaciones que nos indican que las noticias son peligrosas para la salud mental. En efecto, en los noticiarios todo indica que el planeta es cada vez más invivible.

A pesar de que los estudios serios confirman que en el mundo se han reducido la pobreza extrema, las víctimas de guerras, la mortalidad infantil y el hambre, ¿por qué esta realidad nos resulta increíble? Porque las noticias se centran en las excepciones y las amplifican comercialmente: los temas de ‘interés periodístico’ son los atentados, los asesinatos, los accidentes, los desastres, lo que está mal. Bregman habla de histeria mediática contemporánea: “En las noticias, el lado malo del ser humano gana por goleada al lado bueno, porque lo malo es excepcional y llamativo, mientras que lo bueno es cotidiano, corriente y aburrido”.

Para el desarrollo de una comunidad más segura necesitamos un periodismo que ayude a entender el mundo en que vivimos, tal como es, y no exclusivamente a partir de acontecimientos negativos o exageraciones de los hechos. Seguir educando a que la gente sea más sensible a lo negativo que a lo positivo no contribuye a forjar un mejor país. Cambiar esto no es fácil, pues intereses económicos de grupos poderosos se afectarían, pero los medios serios de comunicación bien pueden seguir esforzándose para contribuir a cambiar la imagen que tenemos del ser humano. La seguridad ciudadana debe considerar también esta arista del problema. (O)