Analizando el balance energético del país, el consumo de energía para abril del 2023 tenía la siguiente distribución: el 32,90 % de uso residencial, el 25,38 % de uso industrial, el 16,96 % de uso comercial y lo restante entre alumbrado público y demanda no regulada. Es importante contemplar que un porcentaje de consumo del 13,54 % del total se genera mediante el alumbrado público y la demanda no regulada. Se habla reiteradamente de que la principal solución es el aumento de generación y la mejora de las líneas de transmisión. Realizando este par de estrategias se asegurará que no existan más apagones en el país, al menos por el 2024 y parte del 2025. Este criterio es correcto, pues debemos cubrir anualmente la diferencia de generación que se produce por el crecimiento demográfico. Como se podrá notar, el porcentaje mayoritario de consumo es a nivel residencial, y cada año aumentan el número de ecuatorianos, viviendas, y tecnología electrónica que usan los domicilios. Pero el tiempo de construcción de centrales no es corto, por lo que se deben alquilar barcazas y buscar otras soluciones.

Se plantea una idea que de manera rápida puede evitar los denominados apagones en el Ecuador, y es que podemos disminuir el 13,54 % del consumo que está en el alumbrado público y los consumos no regulados. Por ej., si se proyecta que existirá un déficit de 700 MW para cubrir la demanda, regulando estos dos sectores se podrá disminuir esta brecha a 605,22 MW, ahorraremos casi 95 MW. ¿Qué debemos hacer para reducir este consumo en estos dos ámbitos?

La teoría indica que con el cambio de luminarias y tendido eléctrico, se puede disminuir entre un 20 % a 80 % el consumo del alumbrado público, es decir, el cambio de tecnología ayudaría a mejorar la eficiencia del consumo. El restante porcentaje se lo podrá mejorar mediante la instalación de energías renovables como la fotovoltaica, entre otras a las lámparas y demás elementos. Posteriormente, las distribuidoras deberán regular los sectores en donde no existe la medición comercial, colocando medidores que permitan el cobro de los valores. Esta cantidad recibida ayudará a solventar los procesos que lleva a cabo el ministerio para la compra de energía adicional.

Una vez que se han implementado las estrategias adecuadas para ahorrar estos 95 MW, se deben efectuar estrategias para disminuir el valor de consumo residencial con la implementación de equipos de tecnología moderna que mejoran el rendimiento. Esto implicará una inversión para el usuario, que puede ser coadyuvada por el Estado, mediante la disminución de impuestos a la importación de estos equipos o el desarrollo de producción local mediante la manufactura de este tipo de elementos a nivel nacional. La teoría indica que se puede ahorrar cerca de un 30 % del consumo residencial aplicando estas estrategias. Esto quiere decir que del valor de 700 MW que nos hacen falta estaremos en capacidad de ahorrar cerca de 200 MW. Si mediante el aumento de la eficiencia del consumo podemos ahorrar cerca de 300 MW, ya no nos harían falta 700 MW sino 400 MW. (O)