Daniel Noboa ganó la Presidencia del Ecuador en forma decisiva. Pero la diferencia de casi 12 puntos porcentuales en un país en crisis como el Ecuador implica necesariamente una oportunidad para evaluar la gestión en todos los sectores y poner a las mejores personas de su coalición para crear un gobierno efectivo. Sin resultados en los temas de seguridad y economía, la esperanza que generó este claro mandato desaparecerá rápidamente, como ha pasado. Pero hay que tomar en cuenta que la crisis ecuatoriana se enmarca en una crisis global significativa, con el presidente estadounidense poniendo tacos de dinamita a la economía internacional vía sus inestables berrinches arancelarios, porque ya no se puede llamar política de Estado a medidas arancelarias que están generando caos y desabastecimiento en la mayoría de cadenas globales de suministros. América Latina tiene una doble amenaza: Estados Unidos sigue siendo el primero o segundo socio comercial de casi todos los países del continente, pero está desconociendo y haciendo tabla rasa de todos los tratados comerciales firmados con todos sus socios, empezando por los más cercanos, Canadá y México. La cooperación en materia de seguridad y narcotráfico cada vez es más opaca y sujeta a los vaivenes y golpes de efecto que caracterizan a la segunda administración Trump.

Los aranceles y su impacto

En este escenario, el gobierno de Daniel Noboa necesita delinear una política exterior estratégicamente pensada en un escenario difícil, donde el simple alineamiento con Washington o, mejor dicho, con Mar-A-Lago, pueda ser una posibilidad elusiva o tangencial y donde la eficiencia dependa de generar coaliciones puntuales para negociar en mejores condiciones. Es mejor planear para la peor aunque se espere un buen escenario. Y para ello, es imprescindible restituir buenas relaciones con América Latina, Asia y Europa para diversificar mercados que compensen poco a poco un potencial repliegue del comprador más grande que tiene el Ecuador, Estados Unidos. Esa es una tarea diaria que empieza por encontrar mecanismos de trabajo no-ideológicos en la región latinoamericana. Alineamiento no-activo con otras regiones del planeta se vuelve ya un mecanismo de sobrevivencia, no solamente una estrategia de política exterior. El gobierno ecuatoriano necesita entender bien todas las implicaciones de perder a Estados Unidos como principal fuente de cooperación y financiamiento al desarrollo.

Aranceles y guerras

El presidente Noboa necesita escoger un canciller que sepa moverse con sutileza y conocimiento en este nuevo escenario y que maneje con soltura los diversos foros y temas del sistema internacional. Ya no puede darse el lujo de ensayar otra vez con personas poco conocedoras que llegan a esta posición por ser parte de sus empresas o de acuerdos de negocios pasados o presentes y que se niegan a generar un ambiente de colaboración y reforma con el servicio diplomático existente. Ojalá escoja a alguien que dure los siguientes cuatro años y en quien confíe plenamente. La selección no es fácil y el único que estaría cerca de tener esa sutileza podría ser Niels Olsen. Porque lo que sí es cierto es que es momento de cirujanos, no de expertos en demoliciones. (O)