Sostiene el alcalde que la edición 2024 de la Feria del Libro es un éxito en cuanto a la masiva asistencia. ¡Qué bueno! Toda feria del libro tiene ese rédito: provoca un reencuentro de la ciudadanía con los libros. Otro mérito es el alto nivel de los invitados internacionales, aunque Piedad Bonnett, quizá la de mayor trayectoria, se quejó de los maltratos. La Cámara Ecuatoriana del Libro expresó públicamente su preocupación dado que en un evento oficial del Municipio se vendían libros piratas. El más grave de los cuestionamientos, sin embargo, tiene que ver con la funa (verbo aplicable para ejecutar la cultura de la cancelación). Esta Feria, en varios sentidos, verifica una nueva hegemonía: la de la violencia mojigata y canceladora, cada vez más intolerante, unidimensional y escatológica (en su verborrea).

Sin libros

Intrascendentes, resentidos, mediocres, fascistas y amargados son algunos de los insultos que hemos recibido los que propusimos preguntas sobre un evento oficial del Municipio, financiado con fondos públicos. Por ahí veo que personas a las que admiré y cuya obra estudié y promoví, me han cancelado su amistad en redes. Y mejor así. En la discusión sobre esta Feria ha quedado muy claro que quienes controlan la burocracia cultural municipal, y sus acólitos, operan con el bullying y el cargamontón. Por mi parte, jamás he hecho aseveraciones valorativas sobre la obra literaria de los curadores, organizadores y beneficiarios del reparto de espacios en la Feria. Ellos sí, procaces como siempre han sido, se han mostrado incapaces de comprender que otros también tenemos el derecho de cuestionar el uso discrecional de recursos públicos en nuestra ciudad.

(...) quienes controlan la burocracia cultural municipal, y sus acólitos, operan con el bullying y el cargamontón.

De formas sutiles o explícitas, en esta Feria se ha consagrado la funa como política pública. La más grave, sin duda, fue en contra de los comediantes Iván Ulchur y Ave Jaramillo, dos de las personas más brillantes que tiene este país. Luego de un chiste, que esta pléyade curuchupa catalogó de “insensible” frente a los horrores a los que sobrevive el pueblo palestino, Ulchur fue vetado de participar en un conversatorio sobre el libro Chat grupal, de José Hidalgo Pallares, publicado por la USFQ Press. Así mismo Jaramillo en otro evento. Como todo el que no comparte el pensamiento único que consideran válido los que organizan la Feria, constituidos hoy en oscuro Tribunal de la Inquisición. Lo increíble es que lo haya permitido la curadora, que es docente de la USFQ, precisamente la institución a la que sus fundadores concibieron como encarnación misma de la libertad de expresión.

Hable serio, Pabel

Por suerte, desde hace años, no tengo miedo a la funa. Quizá porque mientras muchos de ellos reptaban por carguitos públicos de medio pelo y guardaban silencios cómplices, yo cuestionaba y me enfrentaba al poder y a la arbitrariedad estatal, como lo sigo haciendo. Y por eso insisto en la obligación del Concejo Metropolitano -y ojalá, del sumiso periodismo cultural- de fiscalizar a esta argolla, alcahueteada por la secretaria Valeria Coronel y a la que le arde cualquier tipo de crítica: quizá porque creen que los espacios culturales son su feudo. (O)