A finales de la década de los 70 Bruce Alexander, científico y profesor de la Universidad de Simon Fraser en Canadá, publicó los resultados de un experimento relacionado con las drogas y la adicción.

Antes de él, durante años, la comunidad científica había realizado experimentos usando ratones de laboratorio, los cuales consistían en encerrar a uno de ellos en una jaula donde podía presionar un botón que le proveería de una dosis de heroína o morfina. Los resultados eran alarmantes: en poco tiempo el roedor empezaba a consumir compulsivamente el narcótico, olvidándose incluso de beber y comer, hasta que finalmente moría por sobredosis. Los resultados de estos experimentos informaron mucha de la política antidroga de las décadas pasadas, entendiendo a la adicción esencialmente como un problema químico y biológico: una vez el cerebro entraba en contacto con la sustancia, inevitablemente desarrollaría una adicción que lo llevaría a la autodestrucción, por lo que la prioridad debía ser evitar a toda costa que ese primer contacto ocurra en primer lugar.

Alexander, sin embargo, condujo este experimento realizando un cambio importantísimo: en vez de darle drogas a un ratón aislado en una jaula vacía, Alexander las colocó en medio de una colonia de ratas que vivían en un espacio amplio y lleno de actividades estimulantes, el cual él bautizó como el “Parque de Ratas”. Los resultados fueron noche y día. En este ambiente donde vivían en comunidad y socializaban, y eran activas, los roedores rara vez consumían la droga y los que lo hacían no desarrollaban adicciones o morían por sobredosis. Más sorprendente aún cuando Alexander liberó ratas que ya eran adictas dentro de la colonia, en relativamente poco tiempo estas voluntariamente dejaban de consumir las drogas y se curaban de su adicción. Los resultados fueron iluminadores: el ambiente y situación social en la que vivían los roedores eran factores determinantes respecto a si desarrollarían una adicción o no.

La pobreza, la soledad y el abandono son tan responsables de la epidemia de las drogas como los narcotraficantes...

Hoy en día la mayoría de gobiernos continúan reduciendo la problemática de las drogas y la adicción a intentar evitar (sin éxito) que esas sustancias lleguen a manos de los consumidores mediante políticas criminales y represivas. El experimento del “Parque de Ratas”, sin embargo, pone de manifiesto la miopía de este enfoque. El problema de las drogas en muchos casos es solo una parte de un entramado de complejos problemas sociales que deben ser atendidos en conjunto si se desea lograr verdaderos resultados. El problema de la adicción no es un problema “individual”, sino que es un auténtico problema comunitario que debe ser enfocado como tal. Al igual que los ratones encerrados solos en jaulas vacías, nuestras sociedades modernas, cada vez más fragmentadas y atomizadas, crean condiciones de aislamiento que empujan a individuos vulnerables a llenar el vacío con narcóticos. La pobreza, la soledad y el abandono son tan responsables de la epidemia de las drogas como los narcotraficantes que las producen. Hasta que no liberemos a quienes están atrapados en esas jaulas, el problema de la adicción no será resuelto. (O)