Los últimos 20 años en el país muestran cómo la comunicación gubernamental pasó a ser para la ciudadanía un paisaje de propaganda que busca popularidad a costa de principios democráticos de justicia, planificación y equidad. Los administradores temporales del Estado, en palabras llanas, ni siquiera explican sus decisiones económicas.

Veamos ejemplos cotidianos de estos meses. Encima de tener que soportar apagones, en el colmo de la improvisación, estos fueron brutalmente largos de inicio y sin previsión. Es decir, de día a día varían horarios y se anuncian con menos de 12 horas del inicio. Es como si el propósito fuera frustrarnos y hasta quebrar a tanta gente y pequeñas empresas que no pueden sobrevivir a la destrucción de los planes y presupuestos que tenían para su vida y negocios. ¿Explicaciones? ¡Para qué!

Para nadie es novedad que el Gobierno debe dinero a medio Ecuador. El sentido común dicta atender las deudas, por parte del Estado, de acuerdo a prioridades. ¿Cuáles? Los primeros en recibir recursos deberían ser quienes más lo necesitan, sea porque de eso viven -los enfermos o los más ancianos que ya no producen- y también los que dependen de los recursos para no quebrar y afectar así a miles más.

Es inexplicable que un gobierno que no entrega el dinero a sus dueños en diciembre haya dado bonos para pagar a una familia con muchos recursos que le ganó un juicio en condiciones tan dudosas que la propia Corte Constitucional ordenó recuperar los valores entregados y destituir a los jueces.

Recordemos que en diciembre la situación económica era peor que la actual por no tener acuerdos para refinanciación de un presupuesto con un déficit brutal. En un año tan difícil, el Gobierno entregó más de 22 millones para “evitar multas y destituciones de autoridades”. Francamente es para reventar de rabia pensar cuál es el sistema y las prioridades de pagos, porque lo evidente es que la casualidad derivada de una torpeza del Banco Central -al no querer pagar a terceros que compraron los bonos- hizo pública la rapidez de desembolso de esa deuda. ¿Qué podría haberse pagado con ese dinero? Las empresas que proveen servicios para diálisis a enfermos con enfermedades renales, porque si los tratamientos se retrasan o suspenden, la salud se deteriora o fallecen. El Gobierno adeuda a muchos receptores de los premios Espejo: estas son personas e instituciones que dedicaron sus vidas a la cultura y la ciencia, gracias a ellos nuestro país suele aparecer en noticias que nos enorgullecen.

¿Cuáles son otras personas que nos enorgullecen y que tampoco han recibido los recursos que el Estado les debe entregar? Muchos deportistas de élite que irán a las Olimpiadas de París. ¿Es que todo debe judicializarse?

En lugar de mensajes burdos en TikTok, frases bobas de triunfalismo con autoridades sonrientes en la propaganda, necesitamos que el Gobierno cumpla con los derechos de las personas que esperan los recursos que se han ganado legítimamente, o que los merecen de manera prioritaria. (O)