En el Ecuador nos hemos acostumbrado a autoridades que no cumplen su rol o función, al punto de que nos parece normal y lo aceptamos. Y aunque existen herramientas muy útiles para evaluar el desempeño de las autoridades como lo son las rendiciones de cuentas, también nos hemos acostumbrado a que estos actos sean un meeting político, en donde simpatizantes, adeptos y demás personas que acompañan al funcionario, hagan una fiesta de esta rendición, aunque en el fondo no existan motivos de celebrar, pues no se expone avance alguno de las funciones desempeñadas. El Ecuador es un país en donde los políticos hacen caridad, y este no es el problema, sino que hacen caridad en vez de obras, dan víveres en vez de leyes, y se toman fotos en vez de sentarse a cumplir sus funciones. Para ahondar más la crisis, las instituciones del Ecuador han perdido toda credibilidad, ya no existe la meritocracia y es muy sencillo colocar o disponer de los servicios de un funcionario en pro de las conveniencias de los grupos de poder.

Particularmente, y al igual que muchos de los jóvenes del país, creo firmemente que necesitamos un cambio de ruta...

Particularmente, y al igual que muchos de los jóvenes del país creo firmemente que necesitamos un cambio de ruta, y más que un cambio necesitamos un líder con una evolución en el pensamiento y en la forma de gobernar, un líder que no vea hacia la izquierda o derecha, sino que camine de frente hacia los intereses de la nación. Necesitamos gobernantes que entiendan que desde un director provincial, hasta un gerente general son igual de importantes, y que de las funciones de cada uno de ellos, depende la eficiencia del sistema global. Si analizamos detenidamente, el país posee crisis en todos sus ejes, por ejemplo, llevamos algunos meses en el proceso de destitución de la máxima autoridad de la Asamblea Nacional, como si realmente esto fuese importante para aquellas personas que son víctimas del hambre, de la inseguridad, de la pobreza y de los demás males que aquejan a las personas consideradas pobres en el país. Necesitamos que legislen, que creen leyes que beneficien al pueblo, al crecimiento económico y social. Vemos con temor y pena que se han tomado la Función Judicial, el ente más crítico en el funcionamiento de un Estado. ¿Por qué no reforman la estructura administrativa de la Función Judicial con la misma rapidez con la que suspenden a sus funcionarios? En el Ejecutivo existe una crisis de gobernabilidad, de la cual los únicos perjudicados somos las personas que trabajamos día a día por hacer patria.

El país ha llegado a un nivel insostenible, en donde necesitamos la acción emergente en todos los ámbitos, pues no solo tenemos crisis en todas las funciones del manejo estatal, tenemos una crisis de salud, de educación y de seguridad. El Estado debe entender que no es un nombre lo que hace a una entidad, es el trabajo, el esfuerzo y el que cumpla sus funciones para las que fue designado. Como ecuatorianos exigimos a la máxima autoridad de este país que busque que cesen de manera inmediata las crisis de la Asamblea y de la Función Judicial, para que ambos poderes del Estado puedan sentarse a mejorar los requerimientos que nos harán un país más seguro, digno y con mejor economía. (O)