El primer debate entre candidatos presidenciales se llevó a cabo hace casi 64 años, el 26 de septiembre de 1960, en los estudios de la CBS de Chicago. Los candidatos eran John F. Kennedy y Richard Nixon y habían pactado cinco por radio y televisión durante la campaña a las elecciones del 8 de noviembre de 1960. Finalmente los debates fueron cuatro y el último se realizó a distancia, Nixon en Los Ángeles y Kennedy en Nueva York.

Papel mojado

Antes del primero se pronosticaba que el ganador sería Nixon, y el mismo Nixon estaba seguro de que destrozaría a Kennedy solo con su experiencia y su retórica. Pero resulta que Nixon sabía hablar y convencer, pero no tenía ni idea del lenguaje de la televisión. Pierre Salinger, asesor de Kennedy, consiguió no solo la victoria en los debates, sino también que gracias a ellos llegara a la presidencia de los Estados Unidos. Mientras Nixon se preparaba estudiando encerrado en el hotel, Kennedy tomaba sol, así que Nixon llegó pálido y Kennedy con buen color. Kennedy (43) era algo más joven y pintón y Nixon (47) era de todo menos buen mozo. Nixon se puso la clásica camisa blanca y Kennedy innovó con una celeste que daba más calidez en las pantallas en blanco y negro. Nixon sudaba y Kennedy estaba de lo más Pancho y parece que fue porque Salinger apagó el aire acondicionado del estudio; se calcula que lo vieron 70 millones de norteamericanos.

¿Será mucho pedir…?

Vuelvo sobre la necesidad de hacer otro tipo de debates después del escándalo que se ha producido en la Argentina al conocerse solo algunos detalles (parece que hay muchos más) de la violencia con que el anterior presidente trataba a su mujer. Además han trascendido algunas grabaciones subidas de tono (también parece que hay muchas más) con amantes, y no en cualquier lugar: en su despacho de la Casa Rosada. De todos modos no es una novedad el comportamiento del presidente y su mujer, que en plena cuarentena celebraban fiestas en Olivos mientras los argentinos gozábamos de un encierro tan estricto que no nos permitía ni enterrar a nuestros muertos.

Política ecuatoriana y los candidatos

Tenemos que evitar que la democracia se vuelva una herramienta de los psicópatas, o del crimen organizado. No podemos darnos el lujo de elegir inmorales para que nos gobiernen, para conseguirlo debería establecerse un test psíquico y físico para quienes quieren acceder a algunos cargos. Si se le exige a un conductor de autobús, no veo por qué no exigírselo a los candidatos.

En el mercado

Imagínese lo que sería si en lugar de los debates, presenciáramos por televisión un examen psicofísico de los candidatos, con un jurado de psiquiatras, psicólogos y algún bioquímico que analice lo que consumen. Además hay que averiguar si su nivel de abstracción y su edad emocional corresponde a la edad años que pide la Constitución (en Argentina sería lo más difícil), más un chequeo completo de condiciones físicas y, por supuesto, la declaración de bienes patrimoniales y de ahorros en el país y en paraísos fiscales. Sería una especie de Bailando de la política, 100 veces más interesante que un debate en el que no se debate nada, porque está todo dicho. (O)