El domingo 11, los canales de TV ofrecieron información y entrevistas a personalidades. Quisiera ofrecer disculpas a dos de ellas porque voy a insistir en sus valiosas ideas.

La primera, de la doctora Patricia Estupiñán sobre la educación. Ella sostuvo la idea de que un problema fundamental de la educación es la desnutrición infantil. Tiene razón. Desde el siglo pasado, los titulares del Ministerio de Educación dedicaron esfuerzos al desayuno escolar. Me consta que muchos padres de familia, en el sector rural y en las zonas empobrecidas de las ciudades, enviaban a sus hijos a la escuela para que comieran algo. El desayuno fue cambiando para mejor, pues pasó de una simple colación con pan horneado por panaderos (y había corrupción porque parte de los insumos donados se vendían en las “bahías”). Se combatió. Los niños recibían avena o chocolate y alguna bebida. El pan se cambió por galletas con fórmula aprobada por la FAO. Los padres de familia colaboraban preparando alimentos para los niños de sus escuelas. Pero esos niños venían mal nutridos por lo cual cualquier programa debe empezar antes de la escolaridad. Los programas sociales tienen que arrancar desde cuando los seres humanos empiezan a vivir. Los niños deben empezar la escolaridad bien alimentados para que puedan desarrollar sus cuerpos y sus inteligencias. Para que aprendan a leer bien y las matemáticas elementales.

Es verdad que la mejor inversión de un gobierno es la educación de sus niños y jóvenes. El presidente electo ha ofrecido libre ingreso a la universidad. Para llegar a ella hay que haber desarrollado la inteligencia en los primeros años de vida.

La segunda idea es del Dr. Carlos Estarellas. Dijo que hace falta un tratado de extradición con los EE. UU. para poder reclamar a los delincuentes que disfrutan lo robado en ese país. Los esfuerzos que se hagan para recuperar el dinero de la corrupción pueden ser inútiles si no hay castigo. También se dijo que hay que endurecer las penas. Con los descuentos y rebajas los delincuentes salen a los pocos años a disfrutar el dinero que tenían bien escondido en los paraísos fiscales o a nombre de testaferros.

Una de las grandes amarguras de los delincuentes que asolaron el país con sobreprecios de obras y otras trapacerías es que el presidente de la República no se prestará para indultos ni apoyará amnistías en la Asamblea para perdonar o eximir de culpa a quienes están presos o prófugos.

Si ha ofrecido recuperar los centenares de millones robados contratando a misiones internacionales eficientes, el tratado de extradición con

EE. UU. debe acompañar la negociación del tratado de libre comercio. Se pueden complementar para cumplir objetivos.

Las mafias del narcotráfico se van a tomar el país. Tuvieron éxito con la ley que permite consumo de drogas en cantidades mínimas. Eso para una persona, pero si se piensa en millones de consumidores, significa que se autorizó la producción y comercialización de la droga. Una inteligente labor podrá disminuir la serie de crímenes que se cometen en las ciudades por el liderazgo de los mafiosos. Esa ley es una forma de apoyar el negocio narco. Debe ser abolida. (O)