La red de huertos urbanos, instituida bajo inspiración de la Dra. Cynthia Viteri, alcaldesa de Guayaquil, realizó una de sus periódicas cosechas, acontecimiento digno de admiración que evoca costumbres rurales europeas, cuando comunidades en una mañana fresca, contagiadas del ambiente festivo de los soleados días en que la ciudad celebra sus 201 años de independencia gloriosa, confundieron entusiasmo con espíritu cívico y la satisfacción por culminar un ciclo de 25 a 60 días, desde el plantío hasta la recolección; como sabemos quince familias por cada unidad, en sólida mancomunidad, siembran, preservan del ataque de plagas y enfermedades, evitan el daño de intrusos de toda ralea y acopian la producción para degustación común y de alegres vecinos, futuros horticultores, contemplan asombrados cómo desde mínimos espacios crecen orgullosas especies, plantadas en zonas de alta densidad popular, desde los diferentes Guasmos hasta lugares incrustados en distintos sectores de la ciudad como los barrios Montebello, Ciudadela Rotaria, Mayorga, Unidad Educativa Lemas, Nigeria y 24 más.

Se ha demostrado que también en la Costa y en la urbe huancavilca es posible desarrollar hortalizas aun de régimen templado, como cebolla colorada, zanahoria, remolacha, coles, lechugas, perejil, albahaca y otras, pudiendo expresar con convicción que la ciudad podría abastecerse de legumbres y medicinales, con mayor fortaleza si se agregan sus parroquias rurales y áreas periurbanas, de gran potencial, incluyendo cultivares como orégano, albahaca y vainilla, con proyecciones exportables inmejorables, camino seguro a la creación de empleo y bienestar económico para grandes núcleos poblados carentes de ellos.

El éxito del plan se debe al constante trabajo de comunas citadinas, en su mayoría conducidas por jefas de hogar, organizadas por turnos para el riego y la extinción manual de malezas, nada de aplicación química en ninguna de las labores, obedeciendo un esquema supervisado por la Dirección de Vinculación, dirigida por la licenciada Enith Romero Macas y, en lo agronómico, por un reducido personal técnico constituido por los ingenieros Eduardo Rochina, Jelitza Muñoz y José Luis Ramírez, que ha logrado difundir la filosofía de la agricultura urbana, demostrando su vigencia y positividad, como en algunos centros poblacionales del mundo. Desde hace varios años se ha querido ejecutarla, pero la idea se extingue por falta de continuidad, no es este el caso, pues al finalizar el año las parcelas serán entregadas a sus beneficiarios, continuando solo la asesoría del cabildo o del Ministerio de Agricultura.

De los vegetales cultivados, sobresalen los que cumplen su misión nutricional y promueven el correcto funcionamiento del organismo o el aumento de su capacidad inmunológica; tal es así que el más popular en esas pequeñas estructuras agrícolas, el tomate, es apreciado como uno de los cinco alimentos que no deben excluirse de la dieta diaria, degustado fresco, orgánico aunque esté ligeramente abollado, su contenido de licopeno lo vuelve insuperable y puede estar en la mesa en menos de noventa días luego de su sembrío. (O)