La Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) en el último trimestre ha activado una serie de revisiones en locales de servicios de alimentos, comercio informal de medicamentos y otras actividades con el público. Imágenes impactantes de lugares clausurados advierten de la poca conciencia en materia de seguridad sanitaria en el Ecuador.

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La evidencia publicada en fotos y videos por la Arcsa, en redes sociales, hace indiscutibles los riesgos a los que se expone al consumidor.

La presencia de plagas, como roedores e insectos, en un negocio sí es responsabilidad del propietario y las sanciones que se imponen son propias. Pero el tema no debe quedar ahí.

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Hay competencias en las que se involucran Gobiernos autónomos descentralizados (GAD), Ministerio de Salud Pública y otros entes.

Dentro de las tareas de regulación de la gestión de vigilancia y control sanitario, la coordinación y control del cumplimiento de las normativas en materia sanitaria de la Arcsa, se incluyen capacitaciones que tendrán que ampliarse y ser más frecuentes, pues ciertamente hay un problema serio en cuestión sanitaria en el país.

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Además de exigir a los locales que hagan control de plagas, alrededor de los clausurados, los GAD deben cumplir tareas de fumigación para evitar que se propaguen roedores e insectos a otros locales o incluso a viviendas en las zonas afectadas.

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Desde el Ministerio de Salud también se pueden generar acciones de prevención y es oportuna una revisión de datos estadísticos sobre enfermedades generadas por manejos insalubres de alimentos u otros a fin de establecer qué tan grave es el problema.

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Por su parte, quienes tienen negocios de atención al público están obligados a atender cualquier signo de alarma, pues una vez que se detectan plagas, pierden la confianza del cliente y esto incluso daña la economía de otros locales, aun sin estar afectados, en vista de que el temor es un motivo pesado si de salud se trata. (O)