La memoria política de los adultos mayores se activó al calor de la reciente campaña electoral en Ecuador. Aún no se conoce el número de personas de 65 años y más que el 13 de abril pasado fueron a las urnas, a pesar de que el voto no es obligatorio para ellas, su presencia fue evidente y el compromiso de los políticos con este grupo etario debe ser mayúsculo por ser un sector vulnerable pero experimentado.

Tras años sin ir a votar, personas de la tercera edad volvieron a las urnas el 13 de abril

En el padrón estaban habilitados para el sufragio 1′860.427 ecuatorianos mayores de 64 años, que equivalen al 13,54 % de los 13’732.194 electores. Tras conocer los resultados, el presidente Daniel Noboa hizo una reverencia puntual a ellos.

El voto de los adultos mayores conlleva un mensaje adicional a sus explicaciones verbales en diversos medios de comunicación, de buscar un mejor futuro para sus hijos y nietos. Ellos están activos, tienen un juicio político que sacan, cuando lo ven necesario, por el país al que ya le entregaron su productividad y aunque por justicia deberían disfrutar de un descanso laboral, no todos pueden hacerlo.

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El presidente Daniel Noboa, el más joven de la era democrática local, hoy tiene un compromiso con ellos, no solo con los jubilados sino con los que están bajo el cuidado familiar porque no trabajaron bajo dependencia y con los que viven en la calle, golpeados por la crisis económica.

Atender a los ancianos es una obligación del Estado, y verlos salir a votar esperanzados, sintiéndose aún responsables por el Ecuador, hace imperativo que el mandatario y cada uno de los habitantes del país se preocupen porque no les falte calidad de vida.

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“La sociedad que margina a sus ancianos se priva a sí misma de su memoria política y de una fuente insustituible de juicio crítico”, escribió en el libro La vejez Simone de Beauvoir. Y deben tenerlo presente las autoridades electas, porque así como ellos ponen su esperanza y dan su confianza son severos en sus valoraciones, no tienen filtros para cuestionar y son sabios para aconsejar, de modo que también su experiencia debe ser respetada. (O)