Un informe del Observatorio Ciudadano de Violencia Política, difundido el 4 de octubre, evidencia que Ecuador experimentó en 2023 el proceso electoral más iracundo de su historia.
La revisión de 2022 y 2023 establece 88 casos de violencia política. Veintiuno de ellos se suscitaron durante las elecciones presidenciales, que están todavía en desarrollo por el balotaje.
Tristemente para Ecuador se llegó hasta el extremo de asesinar a un candidato presidencial. La contaminación de la violencia a la política venía apareciendo de a poco. La incredulidad de las autoridades y la repetitiva frase de “enfrentamiento de bandas” o “víctimas con antecedentes penales” han llevado a la nación al top de los países más violentos del mundo por la acelerada carrera del crimen organizado y la lenta acción oficial.
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Las víctimas colaterales sumadas a la impunidad hacen que además crezca la desconfianza en la institucionalidad.
Con esos antecedentes, la comunidad internacional ha puesto los ojos en Ecuador y, por ejemplo, en el caso del postulante presidencial asesinado Fernando Villavicencio una comisión del FBI llegó desde Estados Unidos para colaborar con las investigaciones. Adicionalmente, este mismo país ofreció una recompensa de cinco millones de dólares a quien facilite localizar a los responsables del hecho.
El 84 % de los casos de violencia política en Ecuador fue dirigido a hombres y el 16 % a mujeres, según el reciente informe. Es absolutamente necesario que el Estado en su conjunto se comprometa a que todos los casos sean investigados y sancionados con rigurosidad. No se puede olvidar a los alcaldes, concejales y otros actores políticos asesinados. Más allá de que el informe que nos ocupa es sobre violencia política, las víctimas inocentes de los hechos delictivos estarán presentes en todas las exigencias de justicia que nacen desde la ciudadanía.
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Con colaboración externa y decisión interna, aún es posible que Ecuador se recupere del triste momento actual. (O)
