Jean Paul Gaultier volvió a sorprender este miércoles al presentar en París una colección de alta costura con mujeres vampiro y a Conchita Wurst, mientras que Valentino demostraba una vez más que su idea de la elegancia es intemporal.

Con mucho negro y rojo sangre, Jean Paul Gaultier hizo desfilar modelos con aspecto de vampiro, incluyendo al cantante austríaco travestido en mujer con barba conocido como Conchita Wurst, que cerró el desfile luciendo un iconoclasta traje de novia de tul negro.

Gaultier contó tras el desfile que había conocido a Conchita hace dos años y que en el reciente concurso de Eurovisión donde triunfó y se hizo famosa había "votado por ella" enviando 73 mensajes de texto a los organizadores.

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"Creó un nuevo género, el de un hombre con barba, con todos los atributos de la virilidad, pero muy femenino a la vez. Es una mezcla increíble. Es un acto de coraje y de belleza vivir la vida como uno quiere", dijo Gaultier a los periodistas.

Por lo general, en los desfiles los invitados aplauden al final. Con Gaultier no es así: varios modelos fueron saludados por una salva de aplausos, especialmente un vestido con capa de gaza totalmente transparente, con bandas de cristales Swarovski color rojo sangre que ocultaban las partes más íntimas.

En otro estilo había un traje de jogging de lujo, en terciopelo forrado con visón, que se lleva con tacones muy altos. La colección también incluyó algunos modelos más fáciles de llevar.

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Las modelos deambulan con sus sandalias como si el tiempo no tuviese impacto alguno sobre ellas. Sus vestidos, faldas y tapados parecen posarse sobre sus cuerpos libres de toda contrariedad. Las creaciones de Valentino son de esas que nunca pasan de moda. Sentada en primera fila, la actriz Emma Watson observa atentamente las siluetas.

Los diseñadores Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli explican en una nota entregada a los invitados que para la temporada otoño-invierno se inspiraron de los pintores pre-rafaelitas ingleses del siglo XIX.

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Sobre tal modelo hubo 1.000 horas de trabajo de tejido para un traje sastre, precisan, y 700 horas para otro con incrustaciones de cuero en una falda. Estamos en la alta costura, no hay duda.

La sobriedad se impone en casi todas las siluetas, que hacen pensar en vestales. Hay modelos que parecen transformarse en estatuas de la antigua Grecia. La eternidad de Valentino.

Habitualmente minimalista, la Maison Martin Margiela sorprendió con una colección que revivió "la memoria colectiva de la alta costura" celebrando la rica vestimenta del siglo XVIII y sus bordados, pero también la ropa actual reciclada.

Un saco y tapado de algodón crudo se enriquece con bordados de motivos vegetales, con perlas, cristales e hilos de seda.

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Telas antiguas adquiridas en las casa de remates son asociadas a muestras de bordados antiguos. Hay vestidos de fiesta formados con camperas de los años 50 compradas en los mercados de ropa usada de Nueva York o Londres.

En un decorado de opulentas arañas y columnas, el creador libanés Elie Saab recreó el ambiente de un palacio para su desfile.

Sus modelos están listas para el baile, al igual que las clientas, fieles al diseñador y recién llegadas desde Líbano, Rusia o Asia. Como siempre, buscan en Saab su traje de fiesta, la especialidad del diseñador libanés.

Hay vestidos largos, algunos con larga cola, finamente ajustados en la cintura y bordados con lentejuelas y perlas: cuanto más brillan, mejor. Para aquellas que buscan algo más sobrio, Saab propone vestidos ligeros con efectos de pliegues en gaza de seda. Del azul al carmín, pasando por el rosa o el negro, la mujer Elie Saab tiene para elegir.

Para su primer desfile en París, celebrado al margen del programa oficial, el mexicano Antonio Ortega imaginó una colección en torno a la figura de la serpiente y la fascinación, adoración, temor o repulsión que genera en civilizaciones muy distintas.

Abundantes transparencias en una colección muy sensual, que apela a las plumas en todas sus variantes y confieren a la mujer la impresión de que están flotando en el aire al caminar.

"Me inspiré al principio en el Quetzalcoatl, la serpiente con plumas de los aztecas, y de ahí hacia la utilización de las plumas, que es algo que en América latina y el resto del mundo se utiliza para expresar sensualidad y fuerza al mismo tiempo", comentó a la AFP tras el desfile el diseñador instalado en Montreal.

Durante cinco años, Alexandre Delima fue asistente del diseñador Christophe Josse. Ahora decidió lanzar su propia colección, confeccionada en su modesto taller en las afueras de París.

"Mi historia es como una ensalada, con muchos ingredientes", explica Delima  tras la presentación privada de su colección. "Nací en Lima, Perú, y dos meses después mi padre (un iraní) y mi madre (una francesa) me adoptaron". La familia vivió luego 19 años en Estados Unidos. "Hoy tengo la suerte de estar aquí en París y hacer lo que me gusta".

Delima tiene una doble vida: de noche es DJ en las discotecas parisinas. "La noche aportó mucho a mi creatividad. Hay diseñadores que miran libros o ven películas para inspirarse, yo escucho música y así es como me vienen a la cabeza los materiales y las formas".