En Francia juntaron algunos miles de firmas para pedirle a la FIFA que repitiera la final frente a Argentina porque, supuestamente, el penal a Di María no fue tal. Y en Argentina -que no son lerdos- empezaron a juntar firmas para pedir que los franceses dejen de llorar. Es curioso: Francia es un mar de lágrimas por haber perdido un Mundial que aborreció: el de Qatar. Siempre lo detestó. Aunque Qatar le estará agradecido de por vida a la patria de Napoleón: lo confirmó Blatter, sin los votos que le consiguieron Sarkozy y Platini nunca hubiese podido hospedarlo. Y sin el concurso de los ingenieros, arquitectos y empresas francesas, los estadios no hubiesen lucido tan maravillosos. Sin contar con el respaldo de Emmanuel Macron, que bendijo el torneo gritando los goles desde el palco. Didier Deschamps ni pensó si fue penal o no a Di María y recibió el premio al menos hipócrita del torneo por su frase del entretiempo ante Argentina: “¿Saben cuál es la diferencia? Que ellos están jugando una puta final del mundo y nosotros no estamos haciendo nada”. Prefirió no adherir a las firmas, Deschamps.