El triunfo de Paraguay y las derrotas de Bolivia y Chile dejan todo aclarado: los seis de arriba son inamovibles, van al Mundial; queda la pelea chica, por el séptimo puesto, el del repechaje. Esto, faltando cinco fechas para terminar la Eliminatoria. Puede que en las jornadas siguientes se distienda todo y muchos enfrentamientos sean como amistosos. Amistosos por plata. Que muchos futbolistas no acudan al llamado de sus selecciones acusando lesiones inexistentes o que no pongan la piernita. Esto abre un debate sobre cómo deberían ser las Eliminatorias del futuro.

Insólito. Si hoy terminara el Mundial, Bolivia estaría con grandes chances de disputarlo, pese a haber perdido 8 partidos de 13. Estaría en la repesca y podría lograr un cupo. Pero el tema no es Bolivia, es el sistema. También podría entrar Chile sumando 10 derrotas. Un absurdo. Se debe al número tan alto de plazas de que goza Sudamérica. Por un lado nos alegra, por otro le quita esencia a la carrera mundialista.

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Anomalía. Al vencer a Uruguay, Argentina consiguió virtualmente el boleto al Mundial cinco fechas antes del final. Scaloni hasta podría licenciar jugadores o probar jóvenes. Incluso futbolistas de los que están en Europa podrían decir “me duele la pancita, contra Chile y Colombia no voy”. Y otro peligro es que pueda haber acuerdos entre jugadores rivales y se den choques híbridos con resultados “convenientes” para beneficiar a alguno.

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Inflación. Esto obedece al aumento, en los mundiales, de 32 a 48 equipos. ¿La consecuencia…? hay demasiados clasificados: el 60 % de los que participan en la Eliminatoria. Porcentaje que treparía al 70 si el del repechaje gana un cupo también. Es decir, tantas plazas mundialistas quitan fogosidad, tensión y seriedad al tramo final de la Eliminatoria.

Cambio. Hoy las asociaciones sudamericanas viven de los derechos de TV de la Eliminatoria. Ese dinero les permite financiarse por 4 años. Si se reduce el número de partidos se achican los ingresos. Nadie lo aceptaría. Habría que mantener los 18 cotejos para cada uno viendo una fórmula nueva, tal vez por fases, para que se llegue a la última fecha con una mayoría de selecciones luchando por un lugar.

Salvavidas. A Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, Ecuador y Colombia solo les falta hacer el chequeo de los pasajes, pero ya están emitidos. Hay cuatro que se pelean en el medio del mar por un gomón: Bolivia, Venezuela, Perú y Chile.

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Fantástica. La campaña de Ecuador, que venció a Venezuela 2 a 1. Este grupo de jugadores es magnífico desde la actitud y muestra un hecho notable: está por encima de los entrenadores. Nombren a quien nombren, juegan por ellos, dejan todo en cada partido. Nadie podrá decir que no corren o no sienten la camiseta. Está segundo en la tabla, pero conste que, de no mediar aquella quita de 3 puntos por el caso Byron Castillo, estaría a un pasito de Argentina. Es un plantel para hacer un Mundial recordable. La Defensa de Oro, esta vez sin Hincapié, es la fuerza que empuja el carro. Y arriba, el talento goleador de Enner Valencia (46 goles con la selección), que a los 35 años es una tromba marina. Lo hemos dicho reiteradamente: el biotipo físico ecuatoriano es por lejos el más impactante de Sudamérica. Un presente feliz que, por edad de los futbolistas, debería prolongarse el año próximo.

Atención. La única mancha de la Tricolor es que el penal fallado por Enner lo ponía 3 a 0 y era una fiesta. En cambio, terminó en un 2-1 ajustado. Tanto que, antes del gol venezolano Galíndez desvió una bola dificilísima, que sino se le metía abajo. Por fin Ecuador resolvió el problema del arco. Galíndez es el uno.

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Jerarquía. La de Argentina en su triunfo sobre Uruguay. El resultado mínimo (1-0) no ilustra la solvencia con que lo resolvió. Sin Messi, De Paul y Lautaro Martínez logró una victoria grande en un reducto bravo. Scaloni, único técnico que ganó por Eliminatorias en Maracaná y en el Centenario (dos veces).

Perfección. “Fue una actuación para estar feliz la de Argentina”, opina Ricardo Montoya, comentarista peruano. “Demostró por qué es el campeón del mundo. Fue brillante en todos los aspectos. Uruguay no jugó mal, tuvo un plan, puso lo que se le conoce, intensidad, vértigo y muy buenos jugadores, pero Argentina se lo comió. Primero lo esperó con temple, lo neutralizó y, cuando se adueñó de la pelota tuvo una extraordinaria exposición táctica. El uno a cero quedó cortito. Thiago Almada genial, Cuti Romero estupendo, el Dibu Martínez fantástico, Tagliafico impasable…”.

Inquietante. Colombia estará sin dudas en EE. UU., México y Canadá 2026. No obstante, sacó solo 7 puntos de los últimos 21. Y perdió 4 de sus últimos 5 juegos. ¿Qué estará pasando? El funcionamiento es el mismo, los rendimientos individuales no. Se instaló una inseguridad. El golpe de no ganar la Copa América fue grande.

Karma. Hay otro tema que quema: los últimos instantes de los partidos. Cayó en tiempo suplementario en la definición americana en Miami ante Argentina; a los 101 minutos con Uruguay (2-3) y ahora a los 99 con Brasil. Pero había perdido al minuto 85 en Barranquilla en el fatídico choque con Perú en 2021. Aquel gol del Oreja Flores le costó el Mundial.

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Ídem. Exactamente lo mismo le pasa a Uruguay: la Celeste ganó uno de los últimos 10 partidos que jugó entre 2024 y este año, y en siete de ellos no convirtió goles. Ahora debe ir a El Alto a enfrentar a Bolivia y Bielsa anunció que no jugarán los mismos que el viernes. (O)