La cantante británica Melanie Chisholm, integrante del grupo femenino Spice Girls, recorrió el domingo las calles de Sao Paulo en un bus, durante la celebración del desfile del orgullo gay, considerado uno de los más multitudinarios del mundo. 

Mel C interpretó algunos de sus temas durante el desfile por las calles de esa ciudad brasileña; mostró su apoyo a la comunidad LGBT envolviéndose en la bandera del colectivo. El viernes se presentó en un club junto con el grupo Sink the Pink, un colectivo que desde 2008 monta fiestas por el mundo con la bandera de la diversidad y el orgullo gay.  

Sporty Spice fue parte de los diecinueve escenarios móviles que se esparcieron por la avenida Paulista que también contó con interpretaciones en vivo de conocidos artistas brasileños; los asistentes vitoreaban discursos de activistas por los derechos de las personas LGBT alentando resistencia a la ola de política conservadora que recorre Brasil.

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Los participantes cargaban una enorme bandera del arcoíris por la avenida, y muchos más lucían sombreros, brazaletes y camisetas con el mismo emblema. El desfile estuvo dedicado al 50mo aniversario de los disturbios de Stonewall en la ciudad de Nueva York, en los que la comunidad homosexual se rebeló contra la policía.

“Debido a todo lo que pasamos con la elección (de Bolsonaro), este es uno de los desfiles del orgullo más importantes para mostrar que aquí estamos, que vamos a seguir existiendo y resistiendo”, dijo Diego dos Santos Oliveira, uno de los organizadores del evento.

Muchos de los asistentes criticaron a Bolsonaro, un ex capitán del ejército de extrema derecha que asumió la presidencia de Brasil el 1 de enero, quien alguna vez se describió como “orgullosamente homofóbico”.

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Haré todo lo que pueda con mi voz para todos ustedes, porque estamos juntos en esto”, le dijo la cantante Luísa Sonza a la multitud. ¡Larga vida al amor! ¡No a él!”, gritó, una exclamación utilizada contra Bolsonaro.

Algunos de los asistentes portaban letreros en los que se pedía la salida del mandatario.

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“No estaremos en el closet, ni en una tumba. Fuera Bolsonaro”, se afirmaba en una manta.

Necesitamos cambiar la forma de pensar de la sociedad”, dijo Patricia Luzivo mientras veía el desfile. “Demasiadas personas están muriendo por salir del closet y ser homosexuales”.

Aunque Sao Paulo es sede de uno de los desfiles del orgullo gay más grandes del mundo y Río de Janeiro es un conocido destino del turismo homosexual, las personas de la comunidad LGBT en Brasil sufren elevados niveles de violencia. Según el grupo activista Grupo Gay Bahía, un total de 141 personas fueron asesinadas en delitos homofóbicos o se suicidaron entre enero y el 15 de mayo de este año, una cada 23 horas en promedio.

Muchos activistas dicen que la retórica anti gay de Bolsonaro incita o legitima la violencia contra las personas LGBT. En una ocasión declaró que preferiría tener un hijo muerto que uno gay, y en abril ocupó las primeras planas de los diarios cuando les dijo a los reporteros que Brasil “no puede ser un país del mundo gay, del turismo gay”.

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Los activistas de la comunidad LGBT obtuvieron un triunfo importante este mes cuando el Supremo Tribunal Federal votó a favor de declarar que la discriminación hacia los homosexuales y los transexuales es un delito.

Bolsonaro criticó el fallo como “totalmente equivocado”, y declaró que “profundizará la guerra de clases”. Dijo también que la decisión afectaría a las personas LGBT, ya que los empleadores estarían menos inclinados a contratarlas porque podrían ser llevados ante los tribunales “si hacen una broma”. (I)