La sorpresa por la entrega de los premios Oscar, que se celebran este domingo 12 de marzo, es alta; además de los cambios propios del evento, como el presentador Jimmy Kimmel para evitar nuevas bofetadas contra Chris Rock, como ocurrió el año anterior; o el cambio de color de la alfombra roja por una color champán, se mantiene la expectativa si realmente una alocada historia de ciencia ficción con dedos de salchicha y juguetes sexuales podría llevarse el premio a la mejor película.

La respuesta más probable parece ser sí.

“Todo en todas partes al mismo tiempo”, la película sobre una inmigrante china, dueña de una lavandería, que batalla con un villano interdimensional que resulta ser su propia hija, no podría estar más lejos de las usuales ganadoras del Oscar.

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Con un elenco carismático mayormente asiático y que incluye a la popular Jamie Lee Curtis, dominó casi todas las premiaciones en Hollywood y se ha convertido en el filme alegre de la temporada.

¿Por qué Jamie Lee Curtis no asistirá a la cena de los nominados a los Oscar 2023?

“Detrás de la película hay un grupo de gente muy agradable por quienes es imposible no alegrarse”, dijo a la AFP Scott Feinberg, columnista de premios de la publicación especializada Hollywood Reporter.

Después de ganar los mayores reconocimientos de los sindicatos de directores, productores y actores de Hollywood, se espera que la película, que se convirtió en un éxito de taquilla al recaudar 100 millones de dólares gracias a una auténtica promoción boca a boca, domine la noche de los Oscar.

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Pero a diferencia de lo que pasa en otras categorías de los Oscar, la cinta podría verse en desventaja en la disputa de mejor película debido al sistema de votación “preferencial”, en el cual los miembros de la Academia califican las nominadas de mejor a peor.

El sistema castiga a filmes que generan reacciones mixtas, y Feinberg dice que “muchos” miembros votantes de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas “simplemente no entienden” el disparatado encanto de la cinta.

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Feinberg opina que pueden beneficiarse, en cambio, “Sin novedad en el frente”, la película alemana de Netflix sobre la Primera Guerra Mundial que dominó los premios británicos BAFTA, y “Top Gun: Maverick”, la muy esperada secuela de Tom Cruise, sobre quien Steven Spielberg dijo recientemente que él y su película “podrían haber salvado toda la industria del cine” de la pandemia.

“La bofetada”

Sobre la fastuosa ceremonia flota el fantasma de “la bofetada”, el impresionante instante en el que Will Smith atacó a Chris Rock en el escenario el año pasado por un chiste sobre la pérdida de cabello de su esposa.

“Lo vamos a reconocer, y luego vamos a pasar a otra cosa”, dijo la productora ejecutiva del Oscar, Molly McNearney, a los medios esta semana.

“La Academia ha dejado muy claro que no le parece gracioso y que preferiría que no se discutiese al respecto. Pero supongo que no puedes hacer de cuenta que no ocurrió”, dijo Feinberg.

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Los organizadores fueron criticados por permitirle a Smith continuar en el evento luego de la agresión, e incluso dejarle recibir su estatuilla al mejor actor.

Después se le prohibió asistir a la gala por una década, lo que significa que no presentará este año el premio a la mejor actriz, una tradición.

Por primera vez, un “equipo de crisis” estará tras bastidores para responder en caso de que ocurra algo fuera del guion.

“Hemos trabajado en la Convención del Partido Demócrata y en las ceremonias de toma de posesión de varios presidentes. Nosotros nos encargamos del entretenimiento, el Servicio Secreto, del resto”, dijo a AFP el productor de la gala, Glenn Weiss.

El objetivo de su equipo y del anfitrión, Jimmy Kimmel, es estrictamente “mantener la ceremonia entretenida”.

Si la gente se mantendrá frente a la pantalla es otra cuestión.

En parte gracias a “la bofetada”, los índices de audiencia mejoraron el año pasado luego de caídas récord, pero incluso así no llegaron ni cerca de los buenos números de los años 1990, a medida que el interés por las premiaciones se desvanece y los fatalistas insisten en predecir el fin de las salas de cine. (E)