Sus creaciones acaban de salir en la recién estrenada comedia romántica Pared con pared de Netflix; incluso en la otrora serie Las chicas del cable (2017-2020) de la misma plataforma. Han sido parte de exposiciones y campañas publicitarias en España, donde reside hace 40 años. Pero el artista ecuatoriano Javier Arcos Pitarque no se considera el famoso de la familia, dice que más bien lo es su sobrino, el periodista deportivo Diego Arcos.

Lo cierto es que los robots de Javier (Pitarque Robots) han generado mucho interés a través de los años. Esa atención se ha renovado gracias a dicha película española, protagonizada justamente por la cantante de pop Aitana en su debut actoral.

¿De qué se trata ‘Pared con pared’? La película de Netflix protagonizada por Aitana muestra los cotizados robots de un creativo ecuatoriano

Se trata de un universo escultórico de alrededor de 550 personajes de hojalata con piezas recicladas y antiguas que el creativo ha producido en al menos la última década. Algunos de ellos son sus “amigos”, porque desde niño soñaba con tener un confidente robot, tal como Will Robinson en Perdidos en el espacio (1965-1968). Sin duda, sus especiales diseños guardan ese espíritu cándido de su imaginación infantil, combinado con la estética de las películas de ciencia ficción de los años 50; al mismo tiempo le permiten tener un pasatiempo, incluso lucrativo, para descargar los ánimos más pesados de su trabajo principal como publicitario. Ese hobby hoy lo trae a nuestras páginas, desde su taller en Madrid, donde se siente como un ‘Gepeto’ de juguetes de metal.

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¿Nos podría contar qué lo llevó a vivir en España?

Vine a estudiar publicidad y marketing, a terminar la carrera en la Universidad Complutense de Madrid. Al terminar conseguí trabajo en El Corte Inglés, en el departamento de publicidad y me fui quedando, primero dos años y medio que han pasado a 40 años.

¿Cómo nacieron las creaciones de Pitarque Robots?

En publicidad hay mucho estrés, siempre con las campañas más complejas, el cliente te cambia todo al final. Todo empezó en el 2007, pero siempre me han gustado los robots. Siempre cuento que veía una serie de pequeño, Perdidos en el espacio y el protagonista tenía un robot, ese personaje a mí me encantaba y desde ahí me encantan los robots de hecho. Por años he comprado estos robots de hojalata o de juguete. Por quitarme el estrés un día comencé a construir un robot con cuatro cosas que tenía, y justo ese día tenía una sesión de fotos de un cliente y aproveché y le dije al fotógrafo que le haga una foto y vi que quedaba bien.

Fernando Guallar es un inventor en 'Pared con pared' y sus piezas son las creadas por Javier Arcos Pitarque. Foto: instagram.com/pitarquerobots

Me di cuenta de que el hacer algo manualmente me liberaba el estrés, entonces comencé poco a poco a hacer uno, hacer otro hasta que mi despacho se fue poblando de 10, 20 robots y pues ya eso era casi un museo.

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En su biografía usted cuenta que soñaba con tener como mejor amigo a un robot, como en Perdidos en el espacio. ¿Cuál de sus creaciones tiene este lugar para usted?

Hay varios, quizás los ocho o nueve primeros que hice solo por distraerme, aún los conservo. No están hechos para venderlos, o para una galería de arte. Son los que más cariño les guardo. Para mí mi robot más querido es el de Perdidos en el espacio que Diego me lo trajo en un viaje, es el original y un juguete muy antiguo.

¿Cómo se dio cuenta de que sus robots podrían generar interés para ser vendidos o para estar en exposiciones, cómo empezó todo?

Surgió de casualidad. Aquí en Madrid hay una feria de decoración muy importante, donde se toma un edificio entero por distintos decoradores. Una decoradora me pidió poner mis robots en su lugar y de repente me llamó a decirme que un señor quería llevárselos. Yo no había pensado nunca en ellos como un negocio. Yo había sido por 16 años director de operativo, y mi ilusión era hacerme un local para mis robots. A finales del 2012 inauguré el taller y seguí con la publicidad.

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El robot que aparece en 'Pared con pared' es uno de los primeros que produjo el artista, ahora está en manos de la directora de la cinta española. Foto: Cortesía

Lo bonito fue que se fueron uniendo las dos cosas, el pasatiempo y mi profesión. Para clientes como Telefónica, Ecoembes, que es la gente que lleva el tema del reciclado aquí, para Doritos, he hecho campañas que han tenido a los robots. He hecho más de 550 robots y muchos se han vendido en galerías de arte y están en museos, como en Riad, en Arabia Saudí, el Museo del Oro Negro, han estado en Bruselas, Barcelona, y aquí en Madrid.

¿Cómo se dio el contacto con Netflix?

Netflix se contacta conmigo, porque ya había hecho una colaboración con otras productoras de cine, que me habían alquilado robots. Luego me compraron robots y algunos aparatitos para Las chicas del cable. Cuando surgió esta película me dicen que el protagonista tenía muchas cosas en común conmigo, porque le gustaban todos estos aparatos como a mí. Hicieron una selección de tres robots, de los cuales hay uno blanco que es el principal, y uno de los originales que hice primero. A la directora (Patricia Font) le gustó tanto que se lo quedó, ya no lo tengo, pero lo diseñé en un póster que se ve en el taller del protagonista que es una especia de inventor loco.

Conoce a Javier Arcos Pitarque, el creador de los robots que salen en ‘Pared con pared’, película de Netflix protagonizada por Aitana Foto: Cortesía
¿Y usted se considera un inventor loco?

Inventor, no; loco sí. Creo que con el tiempo vamos perdiendo nuestra creatividad, si estás todo el día ocupado, ahí no puedes crear. Tienes que estar desocupado, ahí es cuando surgen las cosas. Esa creatividad que tenemos dentro hasta los 7, 8, 9 años y cada vez menos porque la tecnología nos la va quitando, pero tienes que redescubrirla y ver que también puedes hacer y crear. Es lo que nos diferencia de otras especies.

Algunos de sus diseños son personalizados también, ¿qué es lo más complicado que le han pedido hacer?

Por ejemplo, un cliente quería un robot que por dentro se abriera y él guardara ahí los objetos más importantes para su relación. Ese me costó muchísimo hacerlo, porque tuve que buscarme las piezas y ver cómo unirlas. Ten en cuenta que todas esas piezas no tienen nada que ver, cuando ves un robot mío hay una coherencia en los colores, en las formas, las proporciones.

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¿Cómo se puede comprar una de sus creaciones y aproximadamente qué precios tienen?

He hecho de todo. Por ejemplo el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, él fue como yo digo uno de mis mentores. Un sobrino mío que le conoce mucho, Eduardo Arcos, tenía un robot en su oficina y este señor entró y vio ese robot y dijo ‘quién hace esto’. Entonces vino a mi taller cuando recién estaba abriéndolo y me encargó un robot gigante que lo podéis ver en la web. Me hizo un pedido de 10.000 euros.

Eso fue un un impulso para yo seguir. De los robos más caros que he hecho es uno de 12.000 euros, porque era un robot muy grande, llevaba un televisor en la cabeza, podías conectarle un USB y el robot hablaba y tenía luces. Ese fue un proyecto de seis meses de trabajo. Y el más barato puede estar desde 200 euros. Casi nunca los hago con el ánimo de vender, cuando es un encargo sí, porque tengo que personalizarlo. (E)