Luciendo un sombrero y una guayabera sale presuroso a nuestro encuentro. Él es Pablo Sánchez, un hombre de hablar pausado, sin poses, humilde, pero sobre todo muy trabajador. Lo refleja su negocio, Productos manabitas Don Pablo, un emprendimiento familiar que empezó hace casi cinco años, luego que él fuera despedido de la empresa donde laboraba. Actualmente tienen dos locales, el principal ubicado en Cañar entre Chile y Chimborazo y el otro en el Guasmo sur (cooperativa Derecho de los Pobres, av. Cacique Tomalá, como que va al hospital del Guasmo), atendido por su esposa.

“Yo fui empleado de una cadena de restaurantes durante diez años, pero en el 2016 hubo reducción de personal. Fue allí cuando decidimos con mi esposa tener algo propio, por lo que gestionamos un préstamo bancario. Nos inclinamos por lo que son las tortillas de yuca, de maíz, pan de yuca, bolones, incluyendo otros productos en frío y el café pasado”.

Durante la visita, Pablo nos convidó café (en realidad, dos), tortilla de yuca y un bolón acompañados de sal prieta y maní quebrado. ¿Pero qué lo hace especial a este lugar? Primero, los productos son frescos. La textura de la tortilla de yuca era la precisa, estaba rellena de un queso ideal para este tipo de preparaciones con este tubérculo. Nada es frito, todo es al horno. El café pasado, aromático, recién preparado. Segundo, los precios están al alcance de cualquier bolsillo. Y, por último, la limpieza, la procedencia y la manipulación de los ingredientes y los alimentos.

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Granizados de Don Pablo. El sabor más solicitado es el de rompope. Foto: cortesía.

“También tenemos los dulces de Rocafuerte, el requesón, cacao amargo, sal marina, almidón de yuca, la harina de maíz”, dice Pablo, quien está casado hace 15 años y tiene cuatro hijos y todos están involucrados en el negocio, incluyendo a la suegra y cuñada. Nació en Portoviejo, pero desde muy joven se radicó en Guayaquil.

“Nuestro propósito es que se haga una célula de locales en algunos sectores de Guayaquil. Dios mediante, lo lograremos el próximo año”, exclama.

Todos los ingredientes utilizados para la preparación de cada bocado vienen directamente de Manabí, que son retirados en la terminal terrestre de Guayaquil cada vez que hay un pedido. “Yo normalmente me levanto a las 3 de la mañana, sin alarma ni gallos. Ya es la costumbre como en el campo. Mi rutina laboral empieza a las 4 de la mañana cuando enciendo los hornos, hago la limpieza del local. Es una rutina diaria y el cuerpo ya está acostumbrado. Y, tanto en la matriz como en la sucursal, empiezan a atender desde las 6 de la mañana a 10 de la noche de lunes a viernes, sábado y domingo desde las 7 de la mañana”.

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Una muestra de los bocados manabitas. Foto: cortesía.

Durante nuestra estadía a las 08:00, la clientela empezó a llegar, especialmente médicos, trabajadores y ejecutivos que laboran en el sur de la ciudad. “Como abrimos a las 6 de la mañana, la cartera de clientes la conforman especialmente doctores de la clínica Alcívar, personas que tienen a familiares hospitalizados y del entorno del barrio. Antes de la pandemia, nuestros clientes también eran del colegio Domingo Comín, estudiantes, personal administrativo, padres de familia y los choferes de los expresos escolares”.

Y como la pandemia afectó a todos, le consultamos a Pablo cómo la pasó. “Trabajando. Eso sí con todos los protocolos de seguridad. Tuve que hacerlo, si no la pandemia me tumbaba el negocio, pero no lo permití”. Asimismo, dice que sus productos son apetecidos hasta fuera del país. “Las tortillas de maíz y de yuca se las llevan crudas a los Estados Unidos. Los clientes me escriben por WhatsApp y me envían fotos y me dicen ‘don Pablo, lo felicito por estas tortillas, las calenté y me las comí y se mantiene la frescura. También hay personas que se las llevan a Italia, España”.

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El café que prepara Pablo Sánchez proviene de Jipijapa y de Portoviejo. Si no puede ir hasta el local, puede recurrir al servicio a domicilio. “Desde las seis de la mañana empiezan a sonar los teléfonos. Nos llaman, por ejemplo, desde el Hospital del Día. ‘Don Pablo, mándeme una tortilla o un bolón’. El servicio de delivery es para todo Guayaquil hasta La Aurora (Daule). Los precios varían entre $ 0,50 (tortillas), el vaso de café a $ 0,50 y $ 1; el queso a $ 3 la libra; la sal prieta a $ 3 la libra o en tarrinas de $ 1 y $ 2; el bolondrazo a $ 2; los dulces de Chone a $ 1,50 la tarrinita, entre otros productos. Son precios módicos. La longaniza sí cuesta $ 8 la libra porque viene de El Carmen, es muy rica, ahumada y de puro chancho. Y así, lo que se come aquí también son productos de otras localidades de Manabí como Canuto. El éxito de la empresa es la calidad y la variedad”.


Variedad de productos fríos y calientes de Manabí ofrece Don Pablo. Foto: Alex Carrillo J.

Otros de los productos que recién incluyó en su larga lista son los Granizados Ice Zone. Pablo dice: “Es la zona fría del negocio. Estos vienen de Portoviejo y el sabor más solicitado es el de rompope”.

Pienso que...

“Yo vengo desde hace tres meses. Son excelentes productos, variados. El hecho de que sean horneados es un detalle superimportante porque los productos fritos -como las grasas saturadas- hacen mal a las personas. Yo los recomiendo”. Dr. Leonardo Ramos, cliente.

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“Muy ricos. Yo los consumo todos los días, al menos por las mañanas las infaltables tortillas y el cafecito. Son asequibles para todos los bolsillos. Los productos son muy buenos”. Ángela Zúñiga, clienta, trabaja en la clínica Alcívar.

“Son excelentes productos. Yo vengo todas las mañanas para desayunar antes de ir a nuestro trabajo. Vengan para que los prueben. Aparte de todo, son a muy buen precio”. Gisella Bayas, clienta. (I)