Martinica, en la ciudad de Manta, prácticamente al pie del mar, es un restaurante de dos pisos, con vistosa y colorida decoración, que ofrece múltiples y agradables ambientes. He ido varias veces y siempre lo tengo en el top of mind cuando paso por la zona. Ha sido, a mi juicio, uno de los mejores restaurantes del país en su tipo: cocina con productos de raíz, básicamente mariscos, con ligeras sofisticaciones y con técnica, que pone un toque de modernidad a nuestra gastronomía. No había regresado desde hacía aproximadamente seis años. Así que había una nueva carta, que me pareció menos atrevida que todas las anteriores y quizá un tanto menos sofisticada.