Para la fiscalía, el exmagnate de la música Sean Diddy Combs es un “delincuente violento”, la otra cara del “ícono cultural” y “hombre de negocios” exitoso. Para la defensa, el caso que lo ha sentado en el banquillo por tráfico sexual y asociación ilícita se reduce a un problema de “amor, celos, infidelidad y dinero”.

Diddy, también conocido como Puffy Daddy y P Diddy, de 55 años, está acusado de dirigir una red criminal que obligaba a las víctimas a participar en orgías bajo el efecto de las drogas, las amenazas y la coacción. De ser hallado culpable, podría ser condenado a pasar el resto de su vida entre rejas.

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“Era... un ícono cultural, un hombre de negocios, más grande que la vida... pero tenía otra faceta, una faceta que dirigía una empresa criminal” dijo la fiscal Emily Johnson en los alegatos de inicio del juicio.

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Johnson describió a Diddy como un delincuente violento que había prendido fuego al coche de un hombre y había colgado a una mujer de un balcón.

“Permítanme ser clara... este caso no trata de las preferencias sexuales privadas de una celebridad”, dijo. “Es de naturaleza coercitiva y criminal”, sostuvo mientras Combs observaba atentamente rodeado por sus abogados.

Para su abogada Teny Geragos, se trata de un caso “sobre amor, celos, infidelidad y dinero”.

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Los alegatos iniciales sucedieron a la complicada elección de los doce miembros y seis suplentes del jurado que sellarán su suerte al término de un juicio que puede durar hasta ocho semanas.

Los jurados deberán permanecer en el anonimato, pero no estarán aislados. El juez Arun Subramanian insistió en que permanezcan alejados de lo que se escribe sobre el caso de gran repercusión mediática en la prensa y en las redes sociales.

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No en vano Combs, ganador de un Grammy, fue durante décadas una de las figuras más poderosas de la música.

Con pelo canoso, ya que están prohibidos los tintes en la cárcel donde aguarda el juicio desde septiembre pasado, Combs se vio arropado en la corte del Tribunal Federal del Distrito Sur en Manhattan por su madre, Janice, y varios de sus hijos, entre ellos, sus hijas gemelas de 17 años.

Autorizado por el juez a ponerse ropa de calle durante el juicio, el artista vestía una camisa blanca bajo una sudadera beige, pantalones caqui y lentes con montura negra.

Una multitud de periodistas que han pasado la noche a las puertas del tribunal para asegurarse un lugar en la sala de la corte y centenares de curiosos se agolparon para ver al propulsor del hiphop en el panorama musical internacional.

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El artista fue objeto durante años de acusaciones de agresión física, que se remontan hasta bien entrada la década de 1990.

Geragos dijo que las acusadoras de Combs eran “mujeres capaces, fuertes y adultas”.

La larga relación de Combs con la cantante Casandra Cassie Ventura, que se espera que sea una testigo clave en el juicio, es fundamental para el caso.

Un video de 2016 tomado por una cámara de seguridad de un hotel se ve a Combs agredir físicamente a Ventura en los pasillos del establecimiento. Pero según el New York Post, el asunto no se detiene allí, sino que la mujer habría sido sometida también a prácticas sexuales ilícitas con un escort masculino. Luego de eso fue chantajeada con el video, agregó la revista People.

La abogada de Combs describió la relación como “tóxica entre dos personas que se amaban”.

“Ser un participante voluntario en tu propia vida sexual no es tráfico sexual”, dijo la abogada, añadiendo que la defensa admite que hubo violencia doméstica, pero precisó que su defendido no está acusado de eso.

La calidad de las imágenes del video, publicado en primicia por la CNN, ha sido un tema de fricción entre la defensa y la acusación. El juez dictaminó que se muestren en el proceso partes del archivo, aunque no se sabe cuáles. (I)