Gala Alvear tiene 24 años, es oriunda de Salitre y empezó con su emprendimiento de moda en el 2019.

Vendía cinturillas y fajas bajo pedido, las cuales ella iba a entregar de puerta en puerta junto con Daniela, su hija pequeña.

Después de quedar embarazada a los 18 años de edad, empiezo a cuidar mi físico mucho más. Yo usaba estas fajas para poder volver a mi figura de antes y las personas que iban a mi local en Daule, donde ponía extensiones de pestañas, siempre me preguntaban que de dónde las sacaba y qué había hecho para perder tanto peso si no había pasado tanto tiempo desde que había dado a luz”, recuerda la joven.

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“Yo recorría toda la Zona 8 los fines de semana y entregaba de casa en casa los paquetes que me pedían. Ya después mi esposo me incentivó y abrí una cuenta en Instagram donde me escribían de otras provincias. Al principio me negaba a hacer envíos fuera de mi ciudad porque no quería que salga nada mal, pero llega la pandemia y tocó adaptarme. Era completamente nueva en este mundo”, explica sobre su proceso.

Así es como nació la idea de comercializar esa prenda específica que tanto le sirvió para volver a tener confianza. Encontró el éxito en las cinturillas y un año después expandió su catálogo y pasó a integrar otras prendas de ropa.

“Decido hacer un closet sale de mi ropa y la vendía como usada. Me fue bien y mi esposo me sugirió que comprara ropa nueva y la implementara a las fajas”, afirma.

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Fue su suegra quien le prestó $ 100 para adquirir prendas en línea. “Yo rezaba para que se venda todo porque tenía mucho miedo de quedar mal con ella. Esa primera compra fue en Shein y vendí todo. Luego fui trayendo de proveedores colombianos y de sitios web como Fashion Nova y Zaful de poquito en poquito”, detalla.

Ella ya tenía un estilo de prendas definido, pero las fajas seguían y siguen siendo su best seller. “Son mi mundo y mi pan de cada día. Son las que mejor se venden”, agrega entre risas.

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Su propio taller

Actualmente tiene un taller donde se dedica a producir y diseñar prendas. A la par, estudia Corte y Confección en el Centro de Formación Artesanal Silvia.

Empezar a vender prendas con sello propio surge en parte por la fuerte demanda que tenía: los artículos se agotaban apenas subía las fotos en redes sociales. “Yo tenía un gravísimo problema porque tenía full clientes, pero no suficientes productos. Compraba 50 o 60 vestidos, por ejemplo, y se acababan rapidísimo”.

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Pero también ocurrió por los malos comentarios que empezó a recibir. “Pasé por un momento de crisis. Yo nunca quise ser influencer ni conocida, simplemente quería que mi marca resalte y que ella sea sobre lo que la gente hable. Al momento que hago mi vida pública, encontré muchas críticas”, relata.

Hubo personas que, cuando aún vendía ropa de Shein, decían que yo me adueñaba de esta y la hacía pasar por mía. Pero ese nunca fue el caso, porque yo las vendía pero iban con su etiqueta original. No entendía cuál era el problema si yo nunca mentí”, narra.

Todas esas opiniones la llevaron a querer cerrar su tienda y a dudar de sus capacidades, pues se dio cuenta de que sí le afectaba recibirlas y se sentía a la defensiva. “Leía algo malo, me ponía pálida y lloraba. Tuve que entender que si quería salir adelante tenía que cambiar ese chip. Ahora solo me fijo en los buenos, porque de esos hay muchísimos”, manifiesta.

De esa manera, su esposo le propuso darle un giro a la tienda y abrir su propio taller. “Conseguimos uno pequeño y ya hacíamos el 50 % de nuestra ropa. En 2023 el equipo creció y nos mudamos a uno más grande, ahora producimos todas las prendas, desde el diseño hasta la confección”, aclara.

Hoy en día son 22 personas que trabajan junto con Gala, quien está asombrada de lo rápido que se expandieron. “No recuerdo en qué momento compramos tantas máquinas, sacamos tantas colecciones y cómo es que cambió toda la rutina de la tienda”, añade.

Prendas para estilizar curvas

Gala encontró desde que inició lo que su marca quiere transmitir: que sí hay ropa para mujeres con curvas como ella. “Busco ofrecer un lugar seguro donde podamos encontrar vestidos o tops que nos favorezcan. Esto es lo mío y no me alejaré de eso”, expresa.

Gala en familia

“Como decía, al comienzo éramos solo los tres: mi esposo, mi hija y yo. Ellos estaban y están presente en todo lo que hago”, expone.

Él es ingeniero eléctrico y maneja el área administrativa en Gala. Antes trabajaba en la empresa eléctrica, lugar al que renunció para dedicarse por completo a la compañía que ha construido junto con ella, su novia desde el colegio.

Gala sostiene que ya se acostumbró a gestionar su lado como madre al mismo tiempo. “La llevo a la escuela, la recojo y me acompaña siempre. Pero hay ciertos momentos de trabajo en los que no la involucro para que no se aburra”.

Cuando estuvo en colegio quiso estudiar Medicina o Pedagogía, pero agradece no haberse decidido por ellas. “Ahora estoy feliz, haciendo lo que disfruto y que me ha dado oportunidades increíbles, como poder darle empleo a mi familia”, declara.

Gala a futuro

Usted puede encontrar los productos en su tienda en línea y en sus puntos físicos de venta en tiendas multimarcas en Manta y Machala. Ella confirma con emoción que está próxima a abrir su primer local propio en Guayaquil.

“Vamos en buen camino para cumplir mi sueño de abrir locales en lugares como Nueva York o España. Quiero seguir en esto hasta que no pueda mover ni un dedo”, finaliza diciendo. (E)