Los príncipes Guillermo y Enrique se dieron una tregua en medio de su tormentosa relación para desvelar juntos este jueves en los jardines de Kensington, en Londres, una estatua en honor a su madre, la princesa Diana de Gales, que hoy hubiera cumplido 60 años.

La relación entre los hermanos, que se vieron por última vez en abril para el funeral del duque de Edimburgo, atraviesa horas bajas, lastrada por los coletazos de la polémica entrevista en marzo con Oprah Winfrey, en la que Meghan Markle acusó a la corona británica de racismo y de perpetuar mentiras sobre Enrique y ella.

Pero el distanciamiento entre los otrora muy unidos hijos de Lady Di viene de un poco más atrás.

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Fue en octubre del 2019 cuando se emitió un documental en la televisión británica en el que Enrique y Meghan revelaron lo difícil que era para ellos enfrentar el asedio de la prensa, además de lo duro que estaba siendo para la exactriz soportar las presiones tras convertirse en miembro de la familia real.

En el documental, el príncipe Enrique también llegó a revelar que se había distanciado de su hermano. “Ciertamente estamos en diferentes caminos en este momento”, dijo sobre Guillermo.

Según indica la biografía no autorizada Finding Freedom, Guillermo ofendió a su hermano cuando le pidió en un tono un tanto “esnob” que se tomara todo el tiempo necesario para conocer bien a Meghan (“esa chica”, parece ser que la llamó) antes de ir en serio y casarse con ella, mientras que Kate Middleton no habría ayudado a su cuñada a integrarse en la familia real ni a sobrellevar a la prensa.

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El punto de quiebre llegó cuando Enrique decidió abandonar sus funciones oficiales como miembro de la familia real británica y abandonar el país.

Ademas, el duque y la duquesa de Sussex provocaron especial conmoción en la institución monárquica al asegurar a Winfrey que uno de los miembros de la realeza se había comportado de forma racista al cuestionar el color de piel que tendrían sus hijos, dado que la madre de Meghan es negra.

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Los miembros de la familia real “no son en absoluto racistas”, respondió el príncipe Guillermo, de 39 años, al ser preguntado poco después al respecto durante un acto oficial.

Del mismo modo, el hecho de que su hermano menor, de 36 años, que vive en California con su mujer y sus hijos, dijera de él que está “atrapado” en la familia real no debió ser del agrado del hombre destinado un día a llevar la corona británica.

Desde entonces, los dos hermanos se vieron brevemente en el castillo de Windsor con ocasión del funeral de su abuelo, el príncipe Felipe, en abril, pero sin signos aparentes de que las tensiones hubieran disminuido.

“Guillermo no habló con Enrique en la recepción de Windsor tras el funeral por miedo a que el contenido de la conversación fuera inmediatamente filtrado por Meghan a través de Oprah Winfrey o los amigos de los Sussex”, asegura Robert Lacey, experto en la familia real, en un libro recién publicado titulado La batalla de los dos hermanos.

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El príncipe Enrique regresó al Reino Unido recién la semana pasada desde California, donde reside con su mujer y sus dos hijos, e hizo una aparición sorpresiva el miércoles en una actividad caritativa organizada para niños enfermos.

Según el tabloide Daily Mail, que cita una fuente de la realeza, su regreso a territorio británico brindó la oportunidad a los dos hermanos de hablar esta semana de la victoria de Inglaterra sobre Alemania en la Eurocopa, alimentando la esperanza de un posible acercamiento entre ambos.

Una vez que Enrique parta nuevamente de Inglaterra, se desconoce cuándo volverá. Se espera que lo haga en junio de 2022, durante las festividades por el cumpleaños de Isabel II, cuando además se celebrarán durante cuatro días los 70 años de la monarca en el trono británico. (I)