Esta singular historia se desarrolló durante doce años un territorio del Alto Marañón amazónico. Su protagonista es Alfonso Graña, un emigrante español oriundo de la parroquia orensana de Amiudal, que gobernó como apu de apus (jefe de jefes) esta zona poblada por jíbaros de las tribus aguaruna y huambisa, reductores de cabezas.