Alex Jimbo Viteri se para sobre una silla, agarra su violín y comienza a tocar y a gesticular mientras explica, con entusiasmo, los detalles súper secretos de un concierto que se estrena el próximo martes, 17 de junio, en el Museo Antropológico de Arte Contemporáneo (MAAC).

Estamos en un aula del edificio MZ. 14, donde conversamos con el músico sobre el debut de Guayaquil Chamber Players, un colectivo que nació de su deseo de crear música de cámara, colaborando con artistas que comparten su visión de generar un cambio real en el panorama de la música clásica en la ciudad.

El concierto inaugural tiene un repertorio exclusivo, presentando por primera vez una obra comisionada para la agrupación por el pianista, compositor y ganador del Latin Grammy, Emilio Solla.

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Como solistas se presentan Laura Andrade, en el violonchelo; Rafael Briceño, en el violonchelo; Rita Andrade, en la viola; y Marpa, con una presentación de poesía.

El evento reúne en total a veinte músicos de diversas orquestas y grupos musicales locales, incluyendo a Jimbo Viteri.

Alex Jimbo Viteri, cofundador de Guayaquil Chamber Players. Foto: Cortesía

Él no es ningún extraño a las grandes orquestas. Su primer concierto como solista lo dio a los cinco años con la Orquesta Infantil Antonio Vivaldi; se presentó a los diez años con la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador, fue el miembro más joven de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Ecuador y actualmente integra la planta orquestal de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, junto a su hermano, Gabriel Jimbo Viteri, y su madre, Fany Viteri.

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Sin embargo, la música de cámara no se toca en grandes escenarios, sino que se interpreta con un grupo reducido de artistas, cada uno tocando una parte instrumental diferente y sin un director que marque el compás. Con menos músicos, se forma un ambiente más íntimo donde predomina la comunicación entre los intérpretes.

La experiencia acumulada en más de treinta años de carrera, y la frustración de que este género siga siendo “casi inexistente” en nuestro país, comenzó a fraguar en él y otros artistas “un profundo anhelo por más oportunidades para involucrarnos e interpretar música de cámara a un nivel superior”.

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‘Un espacio para crear y comunicar con las notas’

Guayaquil Chamber Players comenzó a materializarse en el 2023, cuando Jimbo Viteri estableció contacto con Laura Andrade y Rita Andrade, intérpretes estadounidenses con ascendencia ecuatoriana y puertorriqueña.

Además de sus raíces y su pasión por la música clásica, Jimbo y las hermanas Andrade compartían la visión de un proyecto que cultivara una comunidad musical, pero cuyo impacto no se limitara a los conciertos, sino que fomentara una comprensión y apreciación profunda de este arte a través de eventos experimentales y actividades educativas.

Laura y Rita Andrade. Fotos: Cortesía Alex Jimbo Viteri

Así, trabajar en GCP se convirtió en ese escape al trajín rutinario de “tocar por tocar, y repetir por repetir”. Jimbo, quien también es profesor en la Universidad de las Artes, lo describe como un “espacio para crear, comunicar algo con las notas y ser un motor de inspiración para las siguientes generaciones”.

¿Los requisitos para formar parte de Guayaquil Chamber Players? Los músicos que integran este colectivo, de acuerdo al cofundador, comparten tres características: tener nivel musical, tocar por voluntad y tener mente abierta.

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Ensayo de Guayaquil Chamber Players. Foto: Cortesía Alex Jimbo Viteri

A pesar de la voluntad y el entusiasmo, financiar un proyecto como este, sin el respaldo de una institución local, no ha sido fácil.

Somos voluntarios, es como un club”, dice el violista. “Yo ya me siento pagado con el talento de la gente que decidió unirse”. Muchos de los músicos que participan han aportado su tiempo y habilidades por convicción.

Aun así, la materialización del debut de GCP en junio de 2025 es posible gracias a una combinación de autogestión, donaciones, y el respaldo estratégico de organizaciones internacionales como Sphinx Organization, que apoya a jóvenes músicos clásicos afrodescendientes y latinos.

“Yo puse de mi bolsillo, pero también tuve la suerte de encontrar gente que cree en esto tanto como yo. Si tuviera más dinero, haría cosas que no te imaginas”, dice Jimbo.

‘Que la música acompañe a la palabra y la palabra a la música’

A Alex Jimbo Viteri, el proceso creativo de fundar Guayaquil Chamber Players lo ha llevado a conectar con más artistas y a buscar integrar otras ramas del arte a sus presentaciones. Es así como se encontró con la poesía de Mónica Noboa, conocida artísticamente como Marpa, hija del también poeta guayaquileño, Jota Kintana.

En el debut de Guayaquil Chamber Players el 17 de junio, Marpa interpretará un ritual poético y sonoro, entrelazando sus palabras con los minutos finales de Traditional: The Chat / Gale Warning, lo que ella describe como una fusión ‘disruptiva’ de la poesía y la música clásica.

Sin revelar todos los detalles de su presentación, Marpa adelanta que su pieza tiene la intención de “elevar el arte y protestar con la falta de respeto hacia el artista y el trabajador”.

Para crear esta pieza, la poetisa y enfermera de profesión rememoró su experiencia trabajando en Buenos Aires, durante la pandemia del covid-19 en el 2020. Su arte, comenta, integra estos sentimientos de protesta y resistencia a un sistema fallido.

“Me he encontrado con muchas frustraciones en el camino, cuando uno se entrega a algo, se deja la piel en algo, y por el lado de un sistema no se corresponde, cualquiera se quiebra”, comenta Marpa, quien comparte este sentimiento con Jimbo y resalta la importancia de ‘tejer’ entre el arte de la música y la palabra.

“Mi interpretación va a ser realmente dar voz, no solamente la mía, la voz de Alex, de cada músico, y la voz del que se refleje, del que esté presente y encuentre en este mensaje el propio”, asegura la poetisa.

Educar en el arte

Jimbo Viteri quiere un público crítico.

“Yo quiero que la gente nos cuestione porque eso nos va a hacer crecer”, declara el músico, quien pide a los espectadores a que exijan calidad de las presentaciones musicales, tanto de las orquestas grandes como de los proyectos emergentes, como Guayaquil Chamber Players.

Sin embargo, no tarda en cuestionarse él mismo: “¿La audiencia se dará cuenta de la diferencia? (...) Lo que tengo miedo que pase es que toquemos algo diferente en una mejor calidad y no se den cuenta. O de repente, porque no somos la institución, piensen que esto está por debajo”.

Yo invito a que nos critiquen, solo espero que cuando nos critiquen también critiquen a los otros”, asevera Jimbo, dirigiéndose a los espectadores y a la prensa.

Por eso, un pilar de Guayaquil Chamber Players es impulsar la educación musical mediante talleres y clases magistrales diseñados para músicos ecuatorianos jóvenes y emergentes.

Este sábado, 14 de junio, la agrupación se presentará a las 10:00 en el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC) con un combinado de canciones clásicas y bandas sonoras del cine. El evento también integra un taller de dibujo con Urban Sketchers Guayaquil.

“El concierto no es solo un concierto, es un ensayo abierto, es educativo”, indica Jimbo Viteri. “Me gusta hacer ensayos abiertos para que la gente vea el proceso creativo”.

Mientras los intérpretes se preparan para su primera presentación colectiva ante el público guayaquileño, Jimbo hace énfasis en que Guayaquil Chamber Players busca conectar no solo con los músicos, sino que quiere escuchar a su audiencia y conectar con la persona común que se identifique con su mensaje: “Queremos ser la voz de la gente de Guayaquil”. (E)