Fue a través del reality Combate, en RTS, que la guayaquileña Andreína Bravo comenzó su carrera dentro de la televisión ecuatoriana. Es emprendedora (tiene su propia línea de trajes de baño), ha trabajado como modelo y ha sido la música la vocación que ha elegido como su profesión. La novel cantante es una de las ecuatorianas que participa en el reality turco El poder del amor, que estrenó esta semana Ecuavisa. La producción propone a sus concursantes hallar a la persona idónea para formar una pareja, llevándose además un premio económico.

Desde Estambul (Turquía), donde permanecerá los próximos meses, este Diario se comunicó con Andreína, la actual líder de la casa de las mujeres en el programa, cargo asignado al ser la competidora con mayor votación por parte del equipo masculino. “Cada semana eligen a una favorita, esto no quiere decir que ninguna sea más que nadie, sino que cada semana eligen a una favorita, en la que ella tiene privilegios, y puede llevar a dos compañeras a la casa de los hombres. Lo mismo ocurre con el equipo de los hombres. La líder o líder se elige a través de actividades, juegos entre los chicos y chicas”, detalla la artista de 24 años.

Si bien el programa propone encontrar al amor, esto no implica que no pueda interactuar con otros participantes para conocerlos. “Yo elegí entre todos a uno que me llamó mucho la atención, pues tenemos algunas cosas en común, le gusta la música, compone y pues me atrajo mucho de él la canción que me dedicó en nuestra primera cita. Me pareció superdetallista, creativo y lo más importante, que prestó atención a todo lo que yo le decía, porque la canción la hizo con las cosas que yo le pregunté cuando él se presentó”, cuenta en referencia a sus encuentros con el músico panameño Miguel Melfi.

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Asegura que en el amor su prioridad es buscar una persona que la acepte con defectos y virtudes, sin pretender que ella cambie su esencia. “A veces soy enojona, pero también soy tierna, creo que todas las mujeres somos una cajita de sorpresas y buscamos a un hombre que nos complemente, que nos sume y más que todo que nos acepte tal y como somos. No tenemos que agradar a nadie si no más bien sentirnos cómodas con lo que somos y eso es lo que yo ando buscando”, recalca.

Para Andreína, el reto de esta experiencia televisiva ha sido justamente la convivencia con personas con distintas culturas y personalidades. “Cada quien piensa diferente y tiene personalidades diferentes, pues para mí lo más importante es la comunicación y el respeto porque cada quien puede tener sus perspectivas diferentes, pero si uno tiene comunicación y respeto, pues podemos llevarnos superbién. Ha habido diferencias, pero cada vez el lazo se hace más fuerte”, dice.

Durante su intervención en los primeros capítulos del programa, Andreína ha mostrado una personalidad dulce y calmada, sin embargo, ya se han dado roces con otra de las competidoras. En este caso con la mexicana Amor Carlín, con quien tuvo una acalorada conversación y que ha desencadenado en que la producción les haga un llamado de atención.

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“Mi esencia nunca la voy a cambiar, siempre van a ver a esa mujer a veces niña, a veces enojona, a veces llorona, pero tratando de mejorar en sus actitudes pues nadie es perfecto. Acá no les digo que no voy a llorar, pero sí me voy a secar mis lágrimas y voy a darlo todo”, enfatiza.

A diferencia de otros realities que mantiene en un encierro y desconexión a los participantes, en El poder del amor, los 18 competidores no necesitan hacerlo. Ellos están hospedados en hoteles y salir a recorrer la hermosa Estambul ha sido parte del día a día de la ecuatoriana. “Hemos ido a lugares increíbles en Estambul, es un lugar divino, es supercaliente, ya está como medio frío, hay discotecas divertidas, aquí también se usa el tapabocas, te piden el PCR, los malls son enormes, la gente es supercariñosa, superatenta y me comunico con el Google Translate”, revela sobre sus experiencias en Turquía.

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La compatriota también aprovechó para hacerse su primer tatuaje mientras está fuera de Ecuador. “Fue una locura, yo solo salí de mi casa, del cuarto, me fui a un lugar, era superlindo, conocí al tatuador, se llevó tan bien conmigo, tanto así que el tatuaje me salió gratis. Me costaba 500 liras ($ 58,88) y me salió gratis. Me tatué ella es arte porque pienso que todas las mujeres somos arte, por eso me lo tatué porque aquí hay mucha presión y con todas las cosas que nos pasan, decidí a lo loco hacerme este tatuaje”, agrega. La también estudiante de marketing digital menciona que estar sola en un departamento (situación que no ocurre con las demás concursantes que sí conviven , según indica) fue parte de la motivación para tatuarse. “Yo soy la única que vive sola en un departamento, entonces para mí era fuerte estar sola porque no tenía una convivencia con otra chica, a lo loco dije quiero tatuarme porque pienso y siento que mis virtudes y defectos son tan imperfectos que me hacen ser lo que soy y lo que soy es arte”, expone.

Todos aquí quieren brillar, quieren dejar a su patria en alto, todos aquí tienen un ángel increíble, con diferentes personalidades y siento que todos queremos cumplir nuestras metas. Pienso que cada quien sabe adónde quiere llegar”, Andreína Bravo.

Andreína, quien anteriormente formó un dúo musical con su expareja Carlos Lira, denominada Libra, presentó años atrás el sencillo titulado Maldito orgullo. Antes de embarcarse en esta aventura en Turquía, tenía previsto presentar otra canción. “Antes de venir tenía una canción que iba a sacar que se llama Bandolera, pero cuando la tenía para estrenar me dijeron: ven para acá, tienes que irte y pues fue a lo loco. No tuve mucho tiempo de hacer mis maletas, fueron como casi siete horas de escoger y arreglar todo y me vine para acá a Estambul”, añade. (E)