Aunque la hemos visto presentarse en varios escenarios, aparecer en programas de televisión, salir de gira y hasta publicar en su propia cuenta de Instagram, la cantante de 39 años no ha sido dueña de sus decisiones profesionales o personales durante más de una década. Gracias a una tutela legal, su padre, Jamie Spears, ha estado a cargo de todo lo relacionado a la vida de su hija desde el 1 de febrero de 2008. O como explica el documental Britney vs. Spears, estrenado hoy en Netflix, Jamie se convirtió en Britney. ¿Qué revelaciones dejó la investigación de la cineasta Erin Lee Carr?