Luis Cajamarca sufrió de inundación en su local de costurería y daños por la subida del nivel de agua en dos vehículos que quedaron en la vía pública, en la calle Gabriel Roldós, de Sauces 6.

Esos fueron estragos durante una lluvia del invierno pasado. Apenas hace unos quince días pudo gastar unos 300 dólares para reparar el primer automóvil y el segundo aún sigue sin poder funcionar correctamente.

“Se me entró agua a los motores, el agua llegó hasta aquí (por la rodilla), la última vez que llovió me quedé dormido”, dijo el vecino que regularmente cuando hay precipitaciones mueve sus automotores hacia una zona del barrio donde se presenta menos acumulación de agua.

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Cajamarca es uno de los vecinos que convive en la zona de Sauces 6, donde en cada lluvia intensa se suelen transformar las calles en ríos.

Justamente, por estas condiciones, en la calle Isidro Ayora y av. Grau, en zona límite de esa etapa de Sauces, el cabildo ha instalado un letrero para alertar que esta es una de las 44 zonas propensas a inundaciones.

En marzo pasado, una intensa lluvia que se combinó con la marea alta causó inundaciones en varias vías, como la Gabriel Roldós. Allí, bomberos usaron botes para rescatar enseres y sacar a ciudadanos a zonas seguras. El agua alcanzó hasta la rodilla en algunas viviendas.

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Cajamarca, quien lleva 32 años en la zona, auguró que con mejoras y mantenimiento en el alcantarillado, pueda mejorarse el desfogue para este año. Aunque para él en las zonas aledañas también debería ampliarse la capacidad de paso de aguas lluvias con tubos de mayor cobertura, como en la zona del lindero entre Sauces 5 y Sauces 6.

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“Ojalá este invierno no pase nada, con la naturaleza no se puede jugar”, comentó el hombre.

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El morador reconoció que en la zona también existe cierto desorden en la puesta de fundas de basura, que son recogidas por los camiones recolectores en una a dos veces por día en horario nocturno .”La gente bota cuando le da la gana, ahorita ya no porque se dan cuenta de que estamos controlando”, contó el vecino.

En caso de lluvias fuertes, otra vecina, Naila Rodríguez, recordó que las alcantarillas colapsan y ascienden las aguas negras. Por el aumento de los niveles de agua, algunos locales han aumentado la altura de los muros en los accesos, ya que el invierno anterior perdieron electrodomésticos y otros implementos necesarios para sus labores.

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Ella coincidió con Cajamarca al manifestar que el desorden en la puesta de basura influye en provocar problemas con alcantarillas taponadas. “Tenemos que tener precaución. “Como que no tiene a donde drenar, es fuerte aquí (las inundaciones)”, dijo.

Para Cajamarca se debe educar a la gente y motivar controles municipales para una buena disposición de los desechos. “Cuando está lloviendo yo no boto, la guardo y lo tengo guardado para otro día”, comentó.

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Justamente, Rodríguez apuntó que la acumulación de agua en esta zona también perjudica a los comerciantes, como ella que suele ubicarse a vender comida.

Ella, por ejemplo, subsiste con venta diaria en un puesto y si llueve sufre el escaso movimiento de peatones en las calles anegadas. Incluso a ella se le dificulta ubicarse en la zona.

“Aparte de eso las infecciones, temas de salud pueden provocar el agua, son cosas que de verdad hay que tomar muy en cuenta”, dijo y agregó que no ha conocido de campañas de prevención en la zona.

Otro ciudadano, Víctor Hugo Morán, comentó que siempre que hay lluvias procura no moverse en esa zona y espera que bajen las aguas a fin de evitar inconvenientes. Los carros no pasan por la acumulación de agua, relató. Esta vez espera que la situación sea distinta. (I)